Señora Doubtfire, papá de por vida (1993)

“Señora Doubtfire, papá de por vida” es una comedia familiar que, a primera vista, parece ofrecer un simple refugio en la rutina de la vida moderna: un hombre, un divorcio complicado y la necesidad desesperada de pasar tiempo con los hijos. Sin embargo, la película de Chris Colfer (que también es guionista) no se limita a la simple comedia, sino que se adentra en temas profundos como el duelo, la identidad y el amor incondicional, tejiendo una narrativa conmovedora y sorprendentemente divertida.

La dirección de Tom Hooper, conocido por su trabajo en "La función del hombre" y "El imposible", aporta una sensibilidad y un control escénico que son sorprendentemente apropiados para un género que a menudo carece de ellos. Hooper logra crear un ambiente cálido y acogedor, utilizando una paleta de colores vibrantes y una fotografía naturalista que enfatiza la autenticidad de las emociones que se desenvuelven en pantalla. La película no se aferra a la comedia slapstick, sino que se centra en la sutil comedia de situación, en las reacciones de los niños y en las pequeñas peripecias que surgen de la falsa identidad de Daniel, interpretado magistralmente por Robin Williams. Es una dirección elegante y sabia que evita caer en estereotipos.

Robin Williams, en su última gran interpretación, ofrece una actuación que es a la vez hilarante y profundamente conmovedora. Williams, que no solo protagoniza sino que también es productor, se sumerge completamente en el papel de Daniel, capturando la vulnerabilidad y el cariño de un hombre que busca desesperadamente reconectarse con sus hijos. Sus momentos como “Señora Doubtfire” son geniales, repletos de pequeños gestos y expresiones que revelan su corazón. A pesar de la comedia, la película no se restringe a las bromas: Williams transmite una mezcla de melancolía, añoranza y un deseo genuino de ser un buen padre. Las actuaciones de sus hijos, Hadley Craft y Jacob Cimmino, también son excelentes y aportan una honestidad y una sensibilidad que enriquecen la experiencia narrativa.

El guion, coescrito por Williams y Jeff Maguire, equilibra la comedia y la emotividad con una inteligencia que pocos géneros logran. La película explora la dificultad de superar un divorcio y el dolor de no poder ser un elemento constante en la vida de los hijos. La relación entre Daniel y sus hijos es el núcleo emocional de la historia y se desarrolla con una naturalidad y una profundidad que hacen que la historia sea más creíble y atractiva. La trama, que comienza con un deseo simple de pasar tiempo con sus hijos, evoluciona para convertirse en una reflexión sobre la importancia del amor, la aceptación y la búsqueda de la propia identidad. La película no tiene miedo a explorar temas delicados, como la soledad y el rechazo, pero siempre lo hace con un tono esperanzador y una fuerte dosis de humor. El desarrollo de la relación entre los personajes no se apresura, permitiendo que el espectador se conecte con sus sentimientos y anhelos.

En definitiva, “Señora Doubtfire, papá de por vida” es una comedia familiar bien elaborada que supera las expectativas del género. No es solo una película divertida, sino también un recordatorio de que el amor y la conexión humana pueden superar cualquier obstáculo. Es una obra que se queda grabada en la memoria, no solo por su humor, sino por su genuina humanidad.

Nota: 8/10