Setup (2011)

“Setup” se presenta como un thriller neo-noir moderno, un relato visceral sobre la traición, la venganza y la desintegración de la amistad. La película, dirigida con un pulso firme por Rob van Essen, se centra en la trama de un atraco que rápidamente se transforma en un desastre, un evento que desencadena una espiral de violencia y consecuencias imprevistas. La estética visual es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Van Essen utiliza una paleta de colores sósticista, dominada por tonos grises y azules, que evocan la dureza y la melancolía de la ciudad, transmitiendo un ambiente claustrofóbico y amenazante. Las escenas de acción son coreografiadas con una brutalidad realista, evitando la espectacularización excesiva y apostando por un estilo más crudo y directo, reflejando el estado de ánimo desesperado de los protagonistas.

El guion, adaptado de un relato de Chuck Hogan, muestra fortalezas y debilidades. La construcción inicial de la historia es sólida, presentando personajes entrañables y motivaciones comprensibles. Sin embargo, la trama avanza a veces con cierta lentitud, permitiendo que algunos momentos de tensión se alarguen innecesariamente. La película se pierde, en ocasiones, en detalles superfluos que desvían la atención de lo realmente importante: la relación entre los personajes y la inevitable confrontación. No obstante, la atmósfera densa y el suspense constante logran mantener al espectador enganchado, incluso cuando la narrativa se vuelve un poco confusa. La resolución, aunque predecible, cumple su función narrativa, culminando la espiral de violencia y consecuencias que han recorrido la película.

Las actuaciones son sobresalientes. Scott Speedman, como el protagonista, Sonny, ofrece una interpretación convincente, transmitiendo la frustración, la rabia y el dolor de un hombre destrozado por la traición. Su evolución a lo largo de la película es palpable, desde un hombre vulnerable y atormentado hasta un vengativo y despiadado protagonista. El resto del reparto también cumple su cometido, aportando matices y credibilidad a los personajes. Particularmente, Gabriel Byrne, en su breve pero impactante aparición, logra imprimir un aire de amenaza y sofisticación al personaje que interpreta, sin necesidad de largos diálogos. Se observa una sutil complejidad en cada actuación, alejándolas de los estereotipos del género y otorgando profundidad a los personajes.

En definitiva, "Setup" es una película que, si bien no redefine el género thriller, ofrece una experiencia cinematográfica intensa y satisfactoria. Es un estudio psicológico de la venganza, una exploración de la amistad corrompida y un retrato visceral de la desintegración. La película no busca la originalidad narrativa, sino que se centra en la ejecución impecable de la historia, creando un ambiente opresivo y manteniendo al espectador en vilo hasta el desenlace. Es una obra que, sin duda, merece la pena ser vista por aquellos que aprecien el cine de suspense con matices y personajes bien definidos.

Nota: 7/10