Sex Lives of the Potato Men (2004)

“Sex Lives of the Potato Men” es, en su esencia, una peculiar invitación a un mundo de disfraces, desengaños y un humor que se ceba con la mediocridad de la vida cotidiana. La película de Richard Shepherd se burla con maestría de la nostalgia por los thrillers de pistolas y el glamour de la época del cine negro, pero la transforma en una comedia absurda y sorprendentemente conmovedora. La premisa – dos hombres, Mac y Roy, protagonistas de un pasado criminal ahora dedicados a repartir patatas en tiendas de comestibles de Birmingham – podría parecer ridícula, pero la película la ejecuta con una naturalidad y un toque de frescura que la hacen innegablemente atractiva.

La dirección de Richard Shepherd se distingue por su gran atención al detalle y su habilidad para crear atmósferas visuales evocadoras. La película se sumerge en la opulencia del pasado, recreando los escenarios y las apariencias de los gangsters con una precisión notable, pero siempre manteniendo un aire de incomodidad y distancia. Hay una curiosidad constante en la fotografía, que contrasta la dureza del pasado con la banalidad del presente, subrayando la tragedia de lo que pudieron ser. La puesta en escena es magnífica y, aunque la película a veces se desvía hacia el surrealismo, nunca se pierde en la confusión. Shepherd consigue mantener un equilibrio delicado entre la parodia y la reflexión.

Las actuaciones de Mackenzie Crook y Johnny Vegas son el corazón palpitante de esta comedia. Crook, con su porte imponente y su mirada melancólica, aporta una vulnerabilidad inesperada al personaje de Mac, un hombre que ha perdido su identidad y se aferra a los restos de un pasado glorioso. La interpretación de Johnny Vegas es, sencillamente, estelar. Su comedia física y su capacidad para transmitir emociones sutiles hacen que Roy sea un personaje entrañable y, a la vez, profundamente trágico. La química entre ambos actores es excepcional; su diálogo, repleto de sarcasmo y humor negro, es uno de los puntos fuertes de la película.

El guion, escrito por Richard Shepherd y David Tierney, es inteligente y provocador. Si bien la trama es sencilla, se enriquece con personajes secundarios memorables y situaciones cómicas sorprendentes. La película explora temas como la identidad, el arrepentimiento, la soledad y la búsqueda de la felicidad, pero lo hace con una ligereza que evita caer en la pretensión. Los momentos más emotivos no son producto de diálogos grandilocuentes, sino de pequeñas observaciones y gestos que revelan la profundidad de los personajes. La película se atreve a ser melancólica, mostrando que incluso la vida más mundana puede esconder historias de desilusión y dolor.

“Sex Lives of the Potato Men” no es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien el humor negro, la comedia absurda y las actuaciones excepcionales, es una joya inesperada. Es una película que te hace sonreír, reflexionar y, quizás, preguntarte qué más se esconde tras la fachada de la vida cotidiana. Es un giro refrescante y sorprendente a las convenciones del género criminal, con un toque de humanidad y una mirada crítica hacia la búsqueda de la identidad y el significado.

Nota: 7/10