Shiverstone Castle (2016)

“Shiverstone Castle” no es, sin duda, una obra maestra del cine, pero tampoco un fracaso absoluto. La película, que se sitúa en el género de la comedia juvenil con toques de misterio y algo de terror, logra crear un ambiente de tensión palpable, aunque a veces se siente un tanto artificioso. La premisa, con un colegio mixto que se transforma en un campo de batalla entre chicos y chicas, tiene un potencial interesante que, aunque no se explora en su totalidad, se presenta de forma atractiva.

La dirección de Alex Hayes es funcional, sin ser particularmente original. Se centra en la creación de un ambiente de rivalidad estudiantil, utilizando eficazmente la iluminación y el diseño de los decorados para subrayar la tensión entre ambos sexos. Hay momentos visualmente estimulantes, especialmente las escenas en el castillo Shiverstone, que, aunque cliché en su arquitectura gótica, se aprovecha para generar un sentimiento de inquietud y misterio. Sin embargo, Hayes no se atreve a realizar grandes saltos estilísticos, lo que hace que la película se sienta un poco predecible en cuanto a su ritmo y la forma en que se desarrollan las escenas.

El reparto juvenil es, en general, convincente. Leo Maxwell, como el protagonista, Finn, transmite una mezcla de timidez e ingenio que hace que sea fácil identificarse con él. Su relación con la chica que, de alguna manera, resulta ser su rival (interpretada por Maya Thompson) es el corazón de la película y, aunque el romance se construye a través de la competición, se siente creíble. Thompson ofrece un desempeño sólido, con una química natural con Maxwell. Los actores secundarios, en su mayoría, son competentes, aunque algunos de ellos se ven sobrepasados por el guion.

El guion, sin duda, es el punto más débil de la película. La trama se apoya demasiado en clichés del género: rivalidades académicas, traiciones inesperadas, bromas elaboradas que salen mal. Aunque se insinúa un misterio oculto relacionado con el castillo, la resolución es, francamente, decepcionante. Las motivaciones de los personajes a menudo son poco claras y las subtramas se diluyen sin un desarrollo adecuado. La comedia, en muchos momentos, se siente forzada y no siempre encaja con el tono general de la película. Hay algunas situaciones divertidas, pero son más excepciones que la regla. La construcción del misterio, que promete ser más oscuro y complejo, se ve reducida a una explicación simplista que no logra levantar la tensión construida previamente.

En definitiva, “Shiverstone Castle” es una película entretenida para una noche de cine, especialmente para adolescentes. No ofrece nada de nuevo al género, pero consigue mantener el interés gracias a su ambientación y a las actuaciones del reparto juvenil. Sin embargo, su guion predecible y su resolución anticlimáctica la mantienen en un rango mediocre. Podría haber sido mucho más, pero se queda en ser un entretenimiento ligero.

Nota: 6/10