Short Peace (2013)

“Short Peace” no es una película en el sentido tradicional, sino una experiencia cinematográfica condensada en cuatro cortometrajes distintos, un ensamblaje que, sorprendentemente, logra coherencia y una resonancia emocional considerable. La dirección de Hiroaki Katoki, quien también actúa como productor y director general, es la clave de esta unión tan peculiar. Él y el resto de cineastas –Shuhei Morita, Katsuhiro Otomo y Hiroaki Ando– han logrado, cada uno con su estilo particular, aportar una paleta de sensaciones que, en conjunto, crean una atmósfera melancólica y reflexiva. No se trata de un espectáculo visualmente ostentoso, sino de un ejercicio de intimidad, de observar pequeñas tragedias y momentos de desconexión humana, con una honestidad brutal que puede ser incómoda pero inevitablemente conmovedora.

Cada cortometraje se erige como una pequeña cápsula de tiempo, con un enfoque en personajes marginales y situaciones cotidianas que revelan una vulnerabilidad inherente. "Possessions" de Morita, por ejemplo, explora la soledad de un anciano que anhela compañía, mientras que “Combustible” de Otomo, un relato visualmente impactante, utiliza la animación para expresar el anhelo de un hombre por su esposa fallecida, creando una secuencia visualmente desoladora y profundamente efectiva. “Gambo” de Ando, con su minimalismo, se centra en el rechazo y la búsqueda de aceptación, culminando en una escena particularmente perturbadora. Y "A farewell to arms", de Katoki, es quizás el más emotivo de todos, un relato de un hombre que, al intentar evadir su dolor, se consume en un ciclo destructivo. Las actuaciones son, en general, impecables, no porque se busquen grandes gestos, sino porque transmiten la incomodidad, la desesperación y la fragilidad de los personajes con una sutileza admirable. No hay grandes estrellas; el poder reside en las expresiones faciales y en el lenguaje corporal.

El guion es lo que realmente cohesiona la colección. Cada cortometraje se enfrenta a un tema recurrente: la pérdida, el aislamiento, la búsqueda de conexión y la aceptación de la mortalidad. No hay soluciones fáciles ni moralizantes. Katoki evita recurrir a clichés y, en cambio, se concentra en la ambigüedad, dejando al espectador con más preguntas que respuestas. Si bien la estructura de cuatro historias independientes podría haber resultado caótica, la dirección artística y la conexión temática las mantienen unidas por una corriente de melancolía. El uso del color, aunque sutil, es consistentemente evocador. Los paisajes urbanos, a menudo desolados, se convierten en un reflejo del estado emocional de los personajes. La banda sonora, compuesta por música original, complementa magistralmente la narrativa visual y emocional. “Short Peace” no es un festín para los sentidos, sino un viaje introspectivo que obliga a la reflexión. Es una película que se queda contigo mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 7.5/10