Shrek 2 (2004)

“Shrek 2” no es simplemente una secuela; es una reafirmación de la genialidad de la animación de DreamWorks y un ejemplo impecable de cómo mantener el encanto de una historia original mientras la expandes y la complica. La película se sitúa como una clara evolución del original, no como un simple recuento de regresiones, y lo logra con una audacia narrativa que la eleva por encima de las expectativas de una continuación. El viaje a Muy Muy Lejano, el reino de los padres de Fiona, se convierte en la columna vertebral de la trama, proporcionando no solo un escenario visualmente deslumbrante, sino también la fuente de la mayoría de los conflictos y las mejores dosis de humor.

La dirección de Andrew Adamson y Chris Sanders mantiene la fluidez y la energía característica de la saga. La película se mueve a un ritmo vertiginoso, intercalando momentos de comedia slapstick con secciones más reflexivas sobre la aceptación, la familia y la identidad. Un ejemplo sobresaliente es la escena en el castillo de los padres de Fiona, donde el torrente de personajes extravagantes y la constante interrupción de la rutina de la boda, crean una sensación de caos controlada y un humor inteligente. Sin embargo, es importante destacar la maestría en la coreografía de las secuencias de acción, especialmente la persecución del Gato con Botas, que combina efectos especiales impresionantes con un sentido del ritmo y la tensión que recuerdan a las películas de artes marciales.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Mike Myers, como Shrek, ofrece una interpretación más profunda y matizada que en la primera entrega, explorando las inseguridades y el miedo a la aceptación que subyacen a su personalidad gruñona. Amanda Seyfried, como Fiona, aporta una vulnerabilidad y un crecimiento personal convincentes. Sin embargo, es John Lithgow como el Príncipe Encantador quien roba la atención con su interpretación arrolladora y digna de elogio. La química entre Lithgow y Myers es, sencillamente, sublime. La película también se beneficia de la presencia de una galería de secundarios excepcionales, desde el Gato con Botas, interpretado por Ben Whishaw, con su voz contagiosa y su encanto felino, hasta la Reina Malvada, una de las villanas más memorables del cine de animación.

El guion, coescrito por Jeffrey Katzenberg, Andrew Adamson y Justin Timberlake, es una joya. No se limita a repetir chistes y situaciones cómicas del primer filme, sino que construye sobre la base establecida y añade nuevas capas de complejidad. La relación entre Shrek y Fiona se pone a prueba de una manera más significativa, y la película explora temas de autoaceptación y la búsqueda de la felicidad con un equilibrio perfecto entre humor y corazón. La historia del Gato con Botas, con su pasado trágico y su búsqueda de venganza, aporta una dimensión emocional adicional a la trama. En definitiva, “Shrek 2” es una obra maestra de la comedia animada, una película que ha envejecido con gracia y sigue siendo tan divertida y conmovedora como el día en que se estrenó.

Nota: 9/10