Siberia (2018)

“Siberia”, la nueva entrega de Martin Campbell, es un ejercicio de estilo innegablemente reconocible, pero que, lamentablemente, carece de la chispa que caracteriza a sus obras más exitosas. La película se presenta como un thriller de acción con elementos de drama personal, y si bien logra crear una atmósfera visualmente impresionante y ofrece a Keanu Reeves la oportunidad de demostrar su robustez física, las capas emocionales y narrativas no llegan a profundizar lo suficiente. Campbell, con su afición por el cine de acción con un toque clásico, regresa con una historia que, aunque intrigante en la superficie, se siente en ocasiones superficial y predecible.

El punto fuerte indiscutible de la película es, sin duda, el paisaje siberiano. La fotografía, realizada con una maestría admirable, convierte la vastedad y el frío implacable del territorio ruso en un personaje más de la historia. Los paisajes nevados, los bosques oscuros y las gélidas aguas dan una sensación de aislamiento y amenaza que se siente palpable en todo momento. Campbell se sirve de estos elementos visuales para construir un ambiente opresivo y, a menudo, desconcertante. La banda sonora, también eficaz, juega con el misterio y la suspensión del riesgo, intensificando la experiencia visual.

Keanu Reeves, como siempre, ofrece una actuación sólida y sin excesos. Su personaje, un tratante de diamantes consumido por la pérdida y el resentimiento, está bien construido, y la atormentada búsqueda de su socio le otorga una justificación lógica para embarcarse en un viaje peligroso y desesperado. Sin embargo, la química entre Reeves y Ana Ularu, quien interpreta a la joven propietaria del café Katya, es notablemente débil. Ularu, dotada de una belleza natural y una presencia imponente, no logra transmitir la complejidad emocional que la historia parece exigirle. Su interpretación se siente a veces frívolamente idealizada, alejándose de un desarrollo que podría haber enriquecido la trama.

El guion, escrito por Campbell y Declan Bowden, presenta algunas ideas interesantes, como la exploración de la moralidad en el comercio de diamantes y el impacto del pasado en el presente. No obstante, la ejecución resulta a veces torpe. Los diálogos son frecuentemente forzados y expositivos, y la trama se complica innecesariamente con giros argumentales que, en gran medida, carecen de originalidad. La película se aferra a clichés del género y, en general, no logra sorprender al espectador. El ritmo es irregular, alternando momentos de acción frenética con escenas de diálogo lentas y, en ocasiones, redundantes.

En definitiva, "Siberia" es una película que se disfruta por su belleza visual y la presencia de un actor consagrado, pero que no logra alcanzar el potencial que sugiere su premisa. Campbell ofrece un thriller de acción sólido, pero carente de la profundidad y el ingenio que le han caracterizado en el pasado. Es una experiencia cinematográfica agradable, pero olvidable.

Nota: 6/10