“Sicario” no es una película que te entretenga con explosiones o persecuciones trepidantes, sino que se instala en tu cabeza, te pégala a la piel y no te deja ir. Denis Villeneuve ha logrado crear una atmósfera de tensión y desesperación que es tan efectiva como cualquier tiroteo. La película, ambientada en la árida y fronteriza región entre Estados Unidos y México, no es simplemente un thriller de narcotráfico; es una reflexión inquietante sobre la moralidad, la guerra y las consecuencias de la violencia.
La dirección de Villeneuve es magistral. Utiliza la paleta de colores, especialmente el uso de tonos ocres y grises, para intensificar la sensación de incomodidad y aislamiento. Los planos largos, la composición precisa y el ritmo pausado construyen una narrativa visualmente impactante que acompaña a la perfección la historia. No se apresura a mostrar lo que sucede, sino que permite que la tensión se acumule de forma orgánica, creando un horror psicológico que es mucho más perturbador que cualquier violencia explícita. La película explora la deshumanización, tanto de los personajes que luchan contra el narcotráfico como de aquellos que lo practican, y cómo las líneas entre el bien y el mal se difuminan en ese contexto brutal.
La actuación de Emily Blunt como Kate Macer es, sencillamente, excepcional. Su personaje evoluciona de una agente idealista y prometedora a una mujer quebrada por la experiencia, desilusionada y atormentada por la sangre que ha visto. Blunt transmite con sutileza la angustia y la pérdida de fe de Kate, mostrando un rango emocional impresionante. Javier Bardem como Alejandro, el enigmático asesor, ofrece una actuación igualmente convincente, dejando entrever un pasado oscuro y una filosofía moral ambigua que añade capas de complejidad a la narrativa. Benicio del Toro, en el papel de Alejandro, es un auténtico icono; su presencia es imponente y su interpretación es sutil, pero profunda.
El guion, adaptado de un artículo de Maureen Dowd, es uno de los mayores logros de la película. La historia es inteligente y contundente, y se adentra en las complejidades de la guerra contra el narcotráfico, mostrando cómo las tácticas utilizadas a menudo resultan contraproducentes y éticamente cuestionables. No glorifica la violencia, ni demoniza a los narcotraficantes. En cambio, presenta una visión realista y sombría de un conflicto sin soluciones fáciles y con consecuencias devastadoras para todos los involucrados. La película no busca respuestas, sino que plantea preguntas inquietantes sobre la justificación de la violencia en nombre del ‘bien común’.
“Sicario” es una experiencia cinematográfica profundamente inquietante y memorable. Es una película que se queda contigo mucho después de que termina, invitándote a reflexionar sobre la naturaleza de la guerra, la moralidad y los límites de la ley. Es una obra maestra del suspense psicológico, y una de las mejores películas de acción de los últimos años.
Nota: 9/10