Siccîn 4 (2017)

“Siccîn 4” es una experiencia cinematográfica perturbadora, un descenso a una atmósfera de inquietud palpable que, a pesar de su ambientación rural y aparentemente simple, se siente sorprendentemente escalofriante. La película, del director Sinan Akçay, no busca el terror convencional, centrándose en la creación de una tensión psicológica que se construye lentamente, como una niebla persistente que te envuelve y te impide respirar. La premisa, la familia Yilmaz que se muda a una casa que alberga el espíritu de un fallecido esposo, sirve como excusa para explorar temas de aislamiento, familia rota y la amenaza latente de lo desconocido.

La dirección de Akçay es sutil pero efectiva. Evita los sustos fáciles, prefiriendo imágenes deliberadamente inquietantes y una banda sonora minimalista pero inquietante que se filtra constantemente, creando una sensación de incomodidad. El uso del color, especialmente en la casa de la abuela Saadet, es crucial; los tonos apagados y descoloridos, combinados con la luz natural filtrada a través de las ventanas cubiertas, refuerzan la sensación de decadencia y de que algo está profundamente mal. La película se beneficia de la fotografía de Tuba Ozay, quien captura la belleza melancólica del paisaje turco y al mismo tiempo, la creciente sensación de opresión.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Hüseyin Aksoy como el patriarca Yilmaz está especialmente bien, transmitiendo la frustración y el miedo de un hombre que se ve forzado a enfrentarse a un pasado que parece querer consumirlo. La interpretación de Nursel Kösem como Saadet, la abuela, es particularmente destacada; su rostro, a través de los años, alberga un peso de recuerdos dolorosos que se manifiestan a través de miradas y gestos silenciosos. La química entre los actores contribuye significativamente a la atmósfera claustrofóbica que la película crea.

El guion, aunque no se adentra en explicaciones complejas, funciona bien en su simplicidad. Se centra en la progresión del miedo de la familia Yilmaz, mostrando cómo cada personaje, gradualmente, sucumbe a la influencia de lo sobrenatural. Sin embargo, es un guion que podría haber beneficiado de un mayor desarrollo de los personajes secundarios y de una exploración más profunda del pasado de Saadet. A veces, el ritmo se ralentiza excesivamente, y algunas escenas podrían haberse condensado sin perder su impacto. No obstante, la fuerza reside en la ambigüedad; la película no busca respuestas fáciles y deja al espectador con la inquietante sensación de que aquello que ve es real, o al menos, que es posible.

En definitiva, “Siccîn 4” es una película de terror atmosférico que, más que aterrorizar, incomoda y perturba. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien el género lento y reflexivo, con una fuerte carga psicológica, esta película es una adición valiosa a su repertorio.

Nota: 7/10