Siete deseos (2017)

“Siete deseos” es una propuesta de terror adolescente que, a pesar de carecer de originalidad extrema, logra mantener la atención del espectador gracias a su atmósfera tensa y a una ejecución competente. La película no busca reinventar la ruleta ruidosa del género, sino que se atreve a explorar los peligros de la ambición desmedida y las consecuencias de las decisiones impulsivas, elementos recurrentes en el cine de terror joven. La película se centra en Clare Shannon, interpretada de manera creíble y llena de matices por parte de Joey King. King aporta una vulnerabilidad y una determinación que hacen que el personaje sea fácil de empatizar, aunque su evolución a lo largo de la trama pueda resultar a veces precipitada. Su Clare es una adolescente frustrada, buscando desesperadamente una vía de escape a su realidad aburrida, y la caja de música se convierte en el portal a un sueño que pronto se transforma en pesadilla.

La dirección de la película es sólida y eficaz, logrando crear una sensación constante de inquietud. El uso de la luz y la sombra es particularmente efectivo, jugando con el espectador y generando suspense. La película evita caer en los clichés más obvios del terror adolescente, optando por una atmósfera de horror psicológico que se va intensificando a medida que la trama avanza. El ritmo es adecuado, con momentos de tensión sostenida intercalados con escenas más pausadas que sirven para profundizar en las motivaciones de los personajes. Sin embargo, la película no se atreve a explorar las profundidades de su premisa. El misterio que rodea la caja de música y sus orígenes no se explora a fondo, lo que podría haber añadido una capa extra de complejidad a la historia. La banda sonora, aunque presente, se siente algo genérica y no logra marcar un diferenciador importante en la experiencia.

Las actuaciones son sólidas en general, con especial mención a Shannon Purser, que aporta una presencia inquietante como June. La química entre las tres amigas es palpable, lo que permite que las escenas de amistad sean convincentes y que el espectador se preocupe por su destino. Ryan Phillippe, como el padre de Clare, cumple su cometido sin gran despliegue, aunque su personaje, aunque amenazante, no se justifica plenamente. Lo más destacable es la evolución de la protagonista, que, aunque a veces un poco forzada, es una de las claves para mantener el interés del espectador. La película se beneficia de una fotografía cuidada, con escenarios de instituto reconocibles y la iluminación que acentúa la sensación de opresión y terror.

En definitiva, “Siete deseos” es una película de terror adolescente que, aunque no llega a ser una joya, sí logra entretener y generar cierta inquietud. Es una recomendable opción para aquellos que buscan una película de terror joven que no requiera grandes pretensiones, y que se centre en explorar los peligros de la ambición y las consecuencias de nuestras propias decisiones. No es una película que dejará huella, pero es un entretenimiento válido para una noche de cine.

Nota: 6.5/10