Siete mujeres atrapadas (1983)

“Siete mujeres atrapadas” (Seven Women) es, en su esencia, una película que explora la fragilidad de la amistad, la intensidad del deseo y las consecuencias devastadoras de una travesura que se sale de control. La dirección de Tatiana de Amodeo es precisa y claustrofóbica, logrando transmitir la creciente tensión a medida que la película avanza. El uso del espacio, la casa en sí, se convierte en un personaje más, claustrofóbico y amenazante, amplificando la sensación de encierro y peligro inminente. La película no se basa en sustos fáciles o jumpscares, sino en una atmósfera de opresión palpable, cultivada a través de la cinematografía y la banda sonora. El ritmo es deliberadamente pausado, otorgando tiempo a que la audiencia se conecte con las individualidades de las siete protagonistas y, de esta forma, se sienta más afectada por su destino.

Las actuaciones son sobresalientes, destacando particularmente la interpretación de Bex Taylor-Klaus como Casey, la chica que se ve envuelta en el conflicto central. Su personaje es complejo y contradictorio, luchando entre la impulsividad, la lealtad y una profunda inseguridad. Las demás actrices, como Madeline Brewer y Amy Hargreaves, también ofrecen interpretaciones sólidas, dando vida a personajes femeninos con sus propias motivaciones y debilidades. Se siente que cada una de las siete chicas tiene una voz, un pasado y una historia que la define, lo que contribuye a la riqueza del guion y a la credibilidad de sus acciones. La película no se limita a pintar un drama de venganza; explora las dinámicas interpersonales, las rivalidades y las expectativas que existen entre amigas, así como las presiones sociales y las problemáticas de identidad de la juventud universitaria.

El guion, adaptado de la novela de Ruth Ware, es inteligente y tiene una trama que, aunque predecible en algunos momentos, mantiene al espectador enganchado gracias a sus giros argumentales y a sus exploraciones psicológicas. La película se centra en el motivo de la venganza, pero también profundiza en temas como la salud mental, el abuso de sustancias y la búsqueda de la independencia. La resolución, aunque un tanto abrupta, cumple su función de concluir la historia de manera satisfactoria, aunque deja algunas preguntas sin respuesta y obliga al espectador a reflexionar sobre las decisiones tomadas por las protagonistas. Es importante señalar la forma en que la película utiliza la violencia no solo como elemento de acción, sino como símbolo de la ruptura y la destrucción de la amistad. La ambigüedad moral de las personajes es un elemento clave, evitando juicios simplistas y permitiendo al espectador formar su propia opinión sobre sus acciones.

En definitiva, “Siete mujeres atrapadas” es una película perturbadora pero convincente que ofrece una reflexión sobre la naturaleza humana, la amistad y las consecuencias de nuestras acciones. No es una película para ver en una noche cualquiera, pero sí una experiencia cinematográfica que permanecerá en la memoria del espectador, invitándolo a cuestionar su propia relación con la lealtad, el perdón y la justicia. Es un thriller psicológico que, aunque no reinventa la rueda, demuestra la capacidad de Tatiana de Amodeo para crear atmósferas tensas y personajes complejos.

Nota: 7/10