Siete psicópatas (2012)

“Siete Psicópatas” no es una comedia, ni se pretende serlo. Es una pieza de cine visceral, incómoda y sorprendentemente inteligente que desafía las expectativas del espectador y se instala en la mente como una melodía discordante que se vuelve hipnótica. Noah Baumbach, a través de su dirección, logra crear una atmósfera de desasosiego constante, donde la normalidad se desmorona paulatinamente gracias a las decisiones de sus personajes, y más, a la forma en que las presenta.

La película se centra en la ambición artística de un guionista, Vincent Omni (Colin Farrell), atormentado por el bloqueo creativo. Su búsqueda de inspiración lo lleva a entablar un pacto con dos figuras peculiares: Greg (Sam Rockwell), un excéntrico y desequilibrado vendedor de esculturas, y Ray (Christopher Walken), un anciano y misterioso coleccionista de objetos curiosos. La trama, que inicialmente parece un simple plan para secuestrar un perro, se complica a medida que se entrelaza con la desaparición de la mascota de un despiadado mafioso, Mr. Sanderson (Edward Norton). Lo que empieza como un ejercicio de humor negro se transforma en algo mucho más oscuro y complejo, explorando temas como la obsesión, la identidad, la soledad y la naturaleza del mal.

Las actuaciones son absolutamente soberbias. Farrell ofrece una interpretación desarmante y contundente de un hombre dividido entre su deseo de crear y su incapacidad para conectar con el mundo que le rodea. Rockwell, como de costumbre, roba cada cámara con su peculiar carisma y su habilidad para transmitir una inmensa vulnerabilidad bajo una fachada de locura. Walken, en un papel que parece estar adaptado a su talento innato, aporta una elegancia y un misterio inquietantes. Edward Norton, por su parte, asusta con una presencia imponente y un control absoluto sobre su personaje. La química entre los actores es palpable y contribuye a la intensidad emocional de la película.

El guion, de Baumbach y Aaron Feldman, es lo que realmente eleva a "Siete Psicópatas" a una categoría superior. Es una obra maestra de la ironía, el sarcasmo y el suspense psicológico. Los diálogos son afilados, ingeniosos y a menudo perturbadores. La estructura narrativa, que alterna entre el presente y el pasado, revela gradualmente la complejidad de los personajes y las motivaciones que los impulsan. No se rehúye en mostrar la fealdad de la naturaleza humana, presentando personajes que, a pesar de sus actos horribles, despiertan cierta simpatía y comprensión. La película no busca ofrecer respuestas fáciles, sino plantear preguntas incómodas sobre el bien y el mal, la moralidad y la condición humana.

Más allá de la trama aparentemente absurda, “Siete Psicópatas” es una reflexión profunda sobre la alienación, la búsqueda de significado y la dificultad de establecer conexiones auténticas. Es una película que te incomoda, te hace pensar y que, al final, te queda en la memoria mucho tiempo después de que los créditos finales hayan corrido. Es una experiencia cinematográfica perturbadora y memorable, que se atreve a desafiar las convenciones y a explorar los rincones más oscuros del alma humana.

Nota: 8.5/10