Simbad: La leyenda de los siete mares (2003)

“Simbad: La Leyenda de los Siete Mares” no es, sin duda, una obra maestra cinematográfica. Sin embargo, la película ofrece un espectáculo visual considerable, lo que la convierte en una opción entretenida para familias y aquellos que buscan una aventura cinematográfica sin pretensiones artísticas. La dirección de Alexandre Schmitt logra crear un mundo submarino vibrante y lleno de colores, aprovechando al máximo los efectos especiales, que son, en general, bastante impresionantes. Las secuencias de acción bajo el agua, con monstruos, criaturas marinas y batallas épicas, son el punto fuerte absoluto de la película, y si bien no son particularmente innovadoras, sí que cumplen su cometido de mantener al espectador enganchado.

Las actuaciones son, en su conjunto, correctas. Omar Sy, como Simbad, aporta una presencia carismática y una energía contagiosa a la protagonista, aunque su interpretación se limita en gran medida a la representación del héroe audaz y valiente. En contraste, la actriz Lyonne Teasdale, en el papel de Marina, ofrece una mayor profundidad al personaje, aportando un matiz de inteligencia y determinación que contrasta con la bravura incondicional de Simbad. Las secundarias, sin embargo, no logran destacar, quedando relegadas a papeles más o menos estereotipados. La propia Lyonne Teasdale, además, tiene un papel crucial en la historia y su interpretación, aunque correcta, no alcanza un nivel excepcional.

El guion, sin embargo, es el punto más débil de la película. La trama se basa en un esquema clásico de aventuras y búsqueda de tesoros, carente de originalidad y profundidad. Los diálogos son, en general, predecibles y poco inspirados, y la caracterización de los personajes se limita a rasgos superficiales. La aparición de Eris, la diosa del caos, funciona más como un recurso narrativo para introducir obstáculos y efectos especiales, que en realidad no están bien integrados en la historia ni explican su motivación de manera convincente. La película se siente, en ocasiones, como una sucesión de escenas espectaculares, pero sin una conexión emocional real con los personajes o su destino. Se recurre a simplificaciones excesivas para avanzar la trama, sacrificando la credibilidad y la coherencia interna de la historia. La justificación del robo del Libro de la Paz es, en particular, floja y poco convincente.

No obstante, “Simbad: La Leyenda de los Siete Mares” tiene su mérito en la creación de una atmósfera de aventura y en la oferta de un espectáculo visual de calidad. Si bien su guion es predecible y carente de originalidad, la película logra entretener, especialmente gracias a sus efectos especiales y a la carismática presencia de Omar Sy. Es una opción recomendable para una noche de cine familiar, pero no esperemos una experiencia cinematográfica que deje una huella imborrable.

Nota: 6/10