Sin Ley (Lawless) (2012)

“Sin Ley (Lawless)” no es simplemente otra película de acción ambientada en la época de la Ley Seca; es una fotografía cruda y fascinante de una América rural que, aunque supuestamente “moralmente” reprimida, bullía bajo la superficie con un código de honor propio y una insaciable sed de libertad. Dirigida con maestría por el neoyorquino Hagai Stern, la película se inspira en la novela de Matt Bondurant, una historia familiar que le sirvió de base para explorar los dilemas morales y las consecuencias de una vida en el límite de la ley.

La película se centra en la familia Webster – el taciturno y frío Caleb (Gary Oldman), su hijo Len (Jason Clarke) y su hermano, el habilidoso mecánico Jack (Scott Eastwood) – que operan en las montañas de Virginia Occidental una destilería ilegal de whisky, esencial para el combustible de una sociedad en prohibición. No es un negocio de fortuna fácil, sino un acto de desafío contra las autoridades y la opresión. La película, con gran parte de sus escenas rodadas en exteriores, consigue transmitir la dureza de la vida en esos años, la violencia implícita y la omnipresente amenaza del FBI. La fotografía, en tonos cálidos y terrosos, evoca la sensación de un lugar remoto y peligroso, un refugio para aquellos que se niegan a cumplir con las normas establecidas.

Las actuaciones son excepcionales. Gary Oldman, en un papel que claramente le apasiona, ofrece una interpretación sutil pero poderosa de Caleb Webster, un hombre atormentado por su pasado y su incapacidad para conectar emocionalmente con su familia. Jason Clarke, como Len, equilibra la rebeldía juvenil con un profundo anhelo por la aprobación paterna, mientras que Scott Eastwood, con su mirada intensa y silenciosa, personifica la habilidad y el pragmatismo de Jack. La química entre los tres actores es palpable, dotando a la narrativa de una autenticidad que va más allá de la mera acción. El personaje de Noah Taylor (Shea Whistle), un joven y ambicioso agente del FBI, complementa perfectamente la historia, añadiendo tensión y conflicto a la trama.

El guion, adaptado de la novela, se centra en el conflicto interno de la familia Webster y en la relación entre ellos. No es una película llena de giros argumentales espectaculares, sino que prioriza la construcción de personajes y la exploración de sus motivaciones. La película no glorifica la actividad ilegal, sino que muestra las ramificaciones de vivir al margen de la ley, la pérdida, el dolor y la constante lucha por la supervivencia. A pesar de ello, se mantiene un ritmo implacable que atrae al espectador y le sumerge en la tensión de cada escena. La banda sonora, integrada de forma natural en la narrativa, enfatiza la atmósfera de peligro y melancolía.

En definitiva, "Sin Ley" es una película que, más allá de la época y el género, es una reflexión sobre la familia, la lealtad y el precio de la libertad. Es un drama intenso y conmovedor, con una sólida dirección, actuaciones convincentes y un guion bien construido. No es una película para aquellos que buscan entretenimiento superficial; es una experiencia cinematográfica que merece ser vista y reflexionada.

Nota: 8/10