Sin Tregua (2012)

“Sin Tregua” es una película de acción y thriller que, si bien promete un espectáculo visual explosivo, ofrece una experiencia cinematográfica que, a pesar de sus momentos de intensidad, termina quedándose en un nivel medio. La película, ambientada en el corazón de Los Ángeles, nos presenta a Taylor (Jon Bernthal) y Zavala (Michael Peña), dos detectives de la policía que se ven envueltos en una peligrosa trama cuando su valor se convierte en un objeto de deseo para una banda de narcotraficantes. Desde el inicio, la película establece un ritmo acelerado, sumergiéndonos en la urgencia de la persecución y las constantes amenazas que reciben los protagonistas. Sin embargo, esa velocidad frenética, en ocasiones, sacrifica la profundidad del desarrollo de los personajes, convirtiéndose en un factor que diluye la conexión emocional con los protagonistas.

La dirección de Terrence Howard se distingue por su dominio de la puesta en escena y la utilización del color. La ciudad de Los Ángeles se convierte en un personaje más, con sus calles laberínticas y su iluminación nocturna que intensifica la sensación de peligro. Howard sabe crear imágenes impactantes, especialmente en las secuencias de persecución, que son visualmente atractivas y, en su mayoría, bien coreografiadas. No obstante, la dirección, en ocasiones, se limita a mostrar la acción sin explorar las motivaciones subyacentes de los criminales, lo que resulta en una sensación de superficialidad en la construcción del antagonista. El uso de planos cerrados en las escenas de interrogatorio también funciona, subrayando la tensión y la desesperación de los personajes, pero a veces se recurre a ellos de forma excesiva, perdiendo el impacto inicial.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Jon Bernthal ofrece una interpretación convincente como Taylor, un detective cansado y desilusionado, que lucha contra sus propios demonios mientras intenta proteger a su familia. Michael Peña, como siempre, aporta su inconfundible humor a la ecuación, creando un buen contrapunto a la seriedad del conflicto. Sin embargo, el reparto secundario, en muchos casos, no llega a desplegar todo su potencial, y algunas de las actuaciones son algo forzadas. En particular, la caracterización del jefe de la banda, aunque visualmente imponente, carece de matices, quedando reducido a un cliché del villano despiadado.

El guion, escrito por el propio Terrence Howard y otros, presenta algunos momentos interesantes, con diálogos ágiles y giros inesperados que mantienen la atención del espectador. No obstante, la trama, en su núcleo, es bastante previsible, y la resolución final, aunque satisfactoria, no llega a sorprender. Además, la película recurre a clichés del género, como la familia en peligro, la traición y la redención, sin profundizar en ellos de manera significativa. Se podría haber explorado más el conflicto interno de los personajes, añadiendo capas de complejidad a la historia. En definitiva, el guion funciona como un marco para la acción, pero carece de la sustancia necesaria para elevar la película a un nivel superior.

Nota: 6/10