Six Days in August (2024)

“Six Days in August” es, en esencia, un estudio meticuloso de la fragilidad de la fe y la desesperación que puede surgir cuando las estructuras religiosas se tambalean. La película, dirigida con una sobriedad casi austera por Robert Wheland, no busca grandilocuencias o dramas espectaculares; en cambio, se centra en los detalles íntimos del impacto de la muerte de José Smith en la pequeña comunidad de Nauvoo, una atmósfera saturada de miedo y paranoia. El resultado es una experiencia cinematográfica potente, aunque a veces pausada, que obliga al espectador a confrontar las consecuencias psicológicas de un evento traumático.

La dirección de Wheland es, quizás, el elemento más destacable de la película. Evita los clichés y las soluciones fáciles. La cámara se mantiene a menudo en silencio, observando con una lentitud que refleja la creciente ansiedad de los personajes. La iluminación, sombría y apagada, contribuye a la sensación de claustrofobia y desolación. Se consigue una gran atmósfera, casi palpable, que te envuelve desde el primer momento. Sin embargo, la lentitud, que es una elección estilística deliberada, podría resultar tediosa para algunos espectadores acostumbrados a narrativas más dinámicas.

Las actuaciones son consistentemente sólidas. John Donovan Wilson, como el líder religioso en duelo, ofrece una interpretación sutil y conmovedora. Captura a la perfección la angustia de un hombre que ha perdido su fe y su comunidad. Su interpretación es llena de matices y no cae en la exageración o el melodrama. Noah Kershisnik y Joseph Carlson, como miembros de la comunidad, también desarrollan personajes creíbles y con los que el espectador puede empatizar. Sus roles no son los de protagonistas heroicos, sino de individuos comunes enfrentando circunstancias extraordinarias, lo que añade autenticidad a la narrativa. La química entre los tres actores es un punto fuerte, transmitiendo la incertidumbre y el miedo que consume a la congregación.

El guion, aunque no carece de complejidad, se beneficia de su enfoque en los personajes y sus reacciones individuales. Se evita la repetición de eventos y se profundiza en las motivaciones y los miedos de cada uno. Sin embargo, la película podría haber tenido más impacto si se hubiera explorado mejor la faceta más oscura de la historia, la violencia que rodeó el asesinato de Smith. Se centra más en la sensación de pérdida y desconfianza que prevaleció en Nauvoo, sin ofrecer una visión completa del contexto social y político de la época. A pesar de esto, la película es un buen intento de explorar un período clave de la historia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, desde la perspectiva de quienes vivieron los acontecimientos.

Nota: 7/10