Sky High: Una escuela de altos vuelos (2005)

“Sky High: Una Escuela de Altos Vuelos” no es, con toda probabilidad, la joya de la corona del cine de superhéroes, pero sí logra ser una experiencia entretenida y sorprendentemente emotiva, especialmente considerando su origen como una secuela derivada de un universo expandido. La película, dirigida por Daron Purvin y Lane Pearson, se adentra en un territorio familiar para aquellos familiarizados con la franquicia DC Comics, explorando, de manera efectiva, la dinámica familiar y la presión de las expectativas cuando un niño intenta encontrar su propio camino.

El guion, aunque predecible en muchos aspectos, se beneficia de un tono juvenil y optimista que contagia al espectador. La idea central de una escuela de superhéroes donde los estudiantes no tienen poderes es fascinante, y la película lo explora con ingenio. El desarrollo del personaje de Will, interpretado con una madurez inesperada por Michael Clark, es el núcleo de la historia. Ver a un chico normal, frustrado por su falta de habilidades, tratando de demostrar su valía en un entorno lleno de prodigios superpoderosos, genera una empatía genuina. El guion se beneficia, además, de diálogos astutos y momentos cómicos bien calibrados, que, aunque no siempre revolucionan la comedia, ofrecen entretenimiento puro y directo.

La dirección de Purvin y Pearson es sólida, particularmente en la puesta en escena de las clases de superhéroes. Las secuencias de entrenamiento, con sus acrobacias impresionantes y efectos visuales, son visualmente estimulantes y se integran de forma natural en la narrativa. No se fuerzan los efectos especiales para compensar una falta de profundidad en la trama. En cambio, se utilizan para reforzar la idea de un mundo donde la capacidad física y la disciplina son tan importantes como los poderes brutos. La banda sonora, vibrante y llena de energía, contribuye significativamente a la atmósfera general de la película.

Las actuaciones son, en general, convincentes. Michael Clark ofrece una interpretación refrescante, transmitiendo la vulnerabilidad y la determinación de Will. Alexandra Daddario, como Layla, la rival de Will, aporta un toque de sofisticación y picardía. Pero el verdadero rasgo destacable es el trabajo de Eddie Askew como Vernon, el director de la escuela. Su personaje es un clichè del profesor severo, pero Askew lo interpreta con una mezcla de ironía y afecto, dotándolo de un carisma inesperado. El reparto secundario, en su mayoría compuesto por rostros conocidos del género, cumple su cometido con eficiencia. Sin embargo, la película no se atreve a explorar las complejidades de las relaciones familiares de una manera particularmente innovadora, optando por un enfoque más tradicional y accesible.

En definitiva, “Sky High” es una comedia de superhéroes divertida y ligera, que ofrece una perspectiva fresca sobre el género. No es una obra maestra, pero sí una película entretenida que puede disfrutar cualquiera, independientemente de su familiaridad con el universo DC Comics. La película, aunque un poco predecible en su esquema general, logra crear un ambiente mágico y genera momentos genuinamente emotivos, centrándose en la importancia de la autoaceptación y la perseverancia.

Nota: 7/10