Slumber Party Massacre III (1990)

“Slumber Party Massacre III” no es precisamente una joya cinematográfica, y a decir verdad, llegué a esta película con expectativas pragmáticas, más propias de un ejercicio de veredicto sobre la evolución del slasher revival que lo que de una experiencia genuinamente recomendable. Y debo reconocer que, a pesar de sus evidentes defectos, la película presenta algunos detalles sorprendentemente sólidos, lo que la convierte en un entretenimiento de consumo rápido, si bien fugaz. La dirección, a cargo de James Brennan, se siente pragmática, enfocándose en la acción y en el ritmo frenético que caracteriza este subgénero. No hay intención artística alguna; el objetivo es simple: crear caos y sustos, y en ese aspecto, Brennan cumple su cometido con eficiencia. Las secuencias de violencia, aunque exageradas y con un toque a lo pulp, son lo suficientemente impactantes como para generar una reacción visceral en el espectador. El uso de la cámara, a menudo en plano medio, intensifica la sensación de cercanía y amenaza.

La película cuenta con un reparto joven, y aunque la mayoría de las interpretaciones carecen de profundidad, se aprecia una notable dedicación al papel. Sarah Lindley, en el papel de la protagonista, se mueve con naturalidad en el entorno de la pijamada, transmitiendo una mezcla de inocencia y vulnerabilidad que, aunque estereotipada, es convincente. El resto del elenco – los novios, las amigas, y la amenaza anónima – cumplen su función de víctimas, y, curiosamente, algunos de ellos logran sacar el lado más cómico de la situación, un recurso que, en general, no suele funcionar bien en este tipo de películas, pero en este caso, aporta un contrapunto interesante. La química entre los personajes es, en su mayoría, deficiente, pero esto no impide que se disfrute de sus interacciones mientras las víctimas son perseguidas.

El guion, sin embargo, es donde la película realmente resiente. Es predecible, aburrido y lleno de clichés del género. La trama se desarrolla de forma lineal y poco inspirada, y los diálogos son torpes y artificiales. Los motivos de la amenaza anónima son vagos y poco creíbles, y el desarrollo de la historia se centra en la acción y en los sustos, sin profundizar en los personajes ni en las motivaciones de los villanos. La construcción de la tensión es, en general, deficiente, y el ritmo es desigual, alternando momentos de acción frenética con escenas de diálogo innecesarias. Aunque se intenta introducir algunos elementos de humor negro, estos no logran compensar la falta de originalidad y la previsibilidad de la trama. La película no busca sorprender, ni innovar, sino replicar fórmulas probadas y, en ese sentido, lo logra, aunque de forma simplona. El recurso de flashbacks, utilizado para dar contexto a la amenaza, se siente forzado y poco integrado en la narrativa principal.

A pesar de sus fallas, “Slumber Party Massacre III” puede resultar entretenida para aquellos que buscan un slasher rápido y sin pretensiones. No es una película que dejará una huella imborrable, pero sí ofrece una dosis de violencia gratuita y de sustos fáciles que, en ciertos momentos, pueden resultar divertidos. Más que una obra maestra del género, es un ejercicio de revisión histórica y una oportunidad para observar la evolución de las convenciones del slasher. Aún así, no esperéis una narrativa compleja o personajes memorables. Es simplemente un producto de entretenimiento para una noche de cine.

Nota: 5/10