Small Things Like These (2024)

“Small Things Like These” no es una película grandilocuente, ni una epopeya shakesperiana, sino un pequeño latido en el corazón de la sociedad irlandesa de principios de los ochenta. Dirigida con una delicadeza admirable por Todd Haynes, la película se construye lentamente, como la nieve que cae sobre el condado de Wexford en esa época del año, envolviendo la historia en una atmósfera de melancolía y quietud, a la vez que insinúa una tensión innegable. Haynes, conocido por su enfoque meticuloso y su capacidad para tejer atmósferas densas, logra crear un relato conmovedor en una escala íntima, alejándose de los grandes espectáculos para centrarse en la psicología de sus personajes y en las consecuencias de los silencios.

La película se centra en Bill Furlong (Casey Affleck), un hombre trabajador y sencillo que, en un pueblo dominado por la Iglesia Católica, se dedica a entregar carbón a un convento. Su vida aparentemente anodina, dedicada a su familia, se ve sacudida por el descubrimiento de una verdad dolorosa y oculta. Affleck ofrece una actuación magistral, transmitiendo la paciencia, la dignidad y la creciente inquietud de un hombre que, a pesar de su aparente ingenuidad, es capaz de tomar una decisión que pondrá en peligro todo lo que conoce. La interpretación es sutil, pero profundamente efectiva, mostrando el peso de las responsabilidades familiares y el impacto de un conocimiento que amenaza con romper su mundo.

El guion, adaptado de la novela de Claire Keegan, es la verdadera joya de la película. La voz narrativa es precisa y descriptiva, pintando con palabras un retrato vivido y realista de la sociedad irlandesa de la época. La película no recurre a la moralización o a los juicios fáciles, sino que muestra las consecuencias de la impunidad y el poder corruptor del silencio. La historia, aunque aparentemente sencilla, plantea preguntas importantes sobre la responsabilidad individual, la complicidad y el costo de la conformidad. La película sabe jugar con el ritmo, permitiendo que la tensión se acumule gradualmente, intensificando la atmósfera de suspense a medida que Bill se adentra en la verdad.

La fotografía, con tonos apagados y una paleta de colores que recuerda a la fotografía documental de la época, es un elemento esencial para la ambientación. El blanco de la nieve y los edificios, contra el verde de los campos, crea un contraste visual que refuerza la sensación de aislamiento y la fragilidad de la vida en ese pequeño pueblo. La banda sonora, discreta pero evocadora, complementa la atmósfera de melancolía y sugiere la profundidad emocional de la historia. “Small Things Like These” no es una película fácil de ver, pero es una película que te invita a reflexionar sobre los límites de la moralidad y el poder del silencio. Es un pequeño, pero significativo, recordatorio de que, a veces, las cosas más importantes se esconden entre las "pequeñas cosas".

Nota: 8.5/10