“Smilla, misterio en la nieve” es una película que te obliga a enfrentarte a la frialdad del invierno, no solo del paisaje helado de Groenlandia, sino también de la indiferencia humana ante el dolor y la pérdida. La película, a pesar de una premisa simple, se transforma en una meditación sobre la justicia, el duelo y la importancia de la empatía. La dirección de Søren Rygeberg es precisa y silenciosa, creando una atmósfera opresiva y contemplativa que se acentúa con la fotografía de Michael S. Grab. Los colores, siempre fríos y dominados por el blanco y el gris, reflejan el estado emocional de Smilla y la sensación de aislamiento que la rodea. Rygeberg no recurre a explosiones visuales o a los grandilocuents trucos narrativos que a veces alejan al espectador de la historia. Su enfoque se centra en la paciencia y en la construcción lenta de la tensión.
No obstante, la verdadera columna vertebral de la película es Sonja Henie, que ofrece una interpretación absolutamente magistral. Henie transmite la fortaleza de Smilla con una sutileza increíble, mostrando su dolor interno a través de pequeños gestos, miradas y silencios. Su mirada, cargada de cicatrices, es un testimonio de la vida dura que ha vivido, y su decisión de investigar la muerte de Isaías, a pesar de las consecuencias, es un acto de valentía y de justicia. El resto del elenco secundario cumple con sus roles, pero la actuación de Henie es la que realmente merece el reconocimiento. Se nota que la actriz se ha sumergido en la complexión del personaje, interpretando su lucha contra la burocracia y la sospecha de la comunidad con una dignidad inquebrantable.
El guion, adaptado de la novela de Henrik Schrader, es sólido y bien construido. La trama se desarrolla de forma pausada, permitiendo que el espectador se vaya sumergiendo en el mundo de Smilla y en sus motivaciones. Sin embargo, a veces la lentitud de la narración puede resultar un poco frustrante, especialmente en la primera mitad de la película. La historia se centra en la investigación, pero también en el proceso de duelo de Smilla, lo que implica un ritmo deliberadamente medido. Aunque esta estrategia sirve para intensificar la sensación de desesperación y la sensación de que la justicia es esquiva, también puede parecer un poco extensa. La inclusión de la investigación policial, con sus detenciones y los interrogatorios, aporta una capa de realismo y de crítica social a la historia, mostrando la indiferencia del sistema ante la muerte de un niño.
En definitiva, “Smilla, misterio en la nieve” es una película conmovedora y reflexiva que invita a la reflexión sobre la fragilidad de la vida, la importancia de la empatía y la necesidad de luchar por la justicia. Aunque el ritmo puede ser un poco lento para algunos espectadores, la fuerza de la actuación de Sonja Henie y la atmósfera opresiva de la película la convierten en una experiencia cinematográfica memorable. Es una película que perdura en la memoria, invitándote a cuestionar tu propia indiferencia ante el sufrimiento ajeno.
Nota: 7.5/10