Smoochy (2002)

“Smoochy” es una película que, a primera vista, podría parecer un extraño experimento cinematográfico. Dirigida por el prolífico y a menudo andrajoso Tim Burton (aunque en este caso, con un toque más pastelero que habitual), la película se presenta como una comedia familiar sobre un hombre alcohólico y un rinoceronte rojo, y logra sorprender, aunque no en el sentido que uno espera.

La dirección de Burton, en este caso, se caracteriza por su estética visualmente inconfundible: un mundo de colores vibrantes, contrastes exagerados y una meticulosa atención al detalle que, si bien es su sello distintivo, aquí parece un poco forzado, como si estuviera intentando desesperadamente llenar los huecos de un guion que carece de sustancia. La banda sonora, igualmente distintiva, contribuye a la atmósfera onírica pero a veces resulta intrusiva y desconectada de la narrativa. El uso de la animación rotoscópica, que combina animación con imágenes filmadas, está bien ejecutado y aporta un toque único al desarrollo de Smoochy, pero no se convierte en la verdadera estrella visual de la película.

Norton, en su breve pero impactante aparición como Smoochy, ofrece una actuación que roba la atención. Su interpretación es torpe, infantil e incluso un tanto grotesca, capturando a la perfección la esencia de un personaje diseñado para ser odiado, pero que, de alguna manera, logra generar empatía. La química entre Norton y Williams, que interpreta a Rainbow Rudolph, es notable y, a pesar de la extraña premisa, los dos actores logran crear momentos cómicos genuinos. El resto del elenco, aunque competente, no alcanza la misma calidad y, en general, contribuye a un ritmo narrativo desigual.

El guion, sin embargo, es el punto más débil de "Smoochy". La premisa, basada en una situación vergonzosa para Rainbow Rudolph, es interesante pero la historia se desarrolla de forma lenta y aburrida. El conflicto entre Rudolph y Smoochy, que debería ser el motor de la trama, carece de fuerza dramática y se resuelve de manera abrupta y poco satisfactoria. El mensaje sobre la ética profesional y la importancia de la integridad, presente en la historia, se introduce de forma demasiado superficial y no tiene el impacto que podría haber tenido. Además, la película explora temas como la soledad y el rechazo, que se tocan con cautela y sin profundización.

A pesar de sus defectos, "Smoochy" no es una película que se pueda descartar fácilmente. Es una producción peculiar, visualmente llamativa y con actuaciones memorables, especialmente la de Norton. Sin embargo, la historia y el desarrollo de los personajes dejan mucho que desear, y la película termina siendo un esfuerzo interesante pero decepcionante.

Nota: 5/10