“Snu” no es una película que se ofrece al espectador; es una experiencia. Dirigida por Ivo Ferreira, la obra se aferra a la atmósfera saturada y opresiva de un Portugal reciente, utilizando la historia de amor entre una joven artista, Snu, y el ex Primer Ministro Rui Sá Carneiro como catalizador para explorar la fragilidad de las relaciones humanas frente a la monumentalidad de la fama y el poder. La película se centra en la incomodidad, el silencio y las miradas que transcurren entre los personajes, generando una tensión palpable que es, quizás, el aspecto más efectivo del filme.
La dirección de Ferreira es meticulosa y deliberadamente lenta. No existe una trama convencional, sino una serie de momentos, conversaciones y encuentros que se construyen gradualmente para revelar la dinámica compleja entre Snu, interpretada magistralmente por Inês Castel-Branco, y Sá Carneiro, encarnado con una intensidad contenida por Pedro Almendra. Castel-Branco logra transmitir la vulnerabilidad y la desesperación de Snu con una economía de gestos y un enfoque en sus ojos, un recurso que comunica más que muchas líneas de diálogo. Almendra, por su parte, ofrece una lectura sutil y casi dolorosa de un hombre que lucha con su propio pasado y la inevitable carga de su reputación. Su actuación no es de melodrama, sino de introspección profunda, de un hombre consumido por lo que ha hecho y por la conexión inesperada que ha creado.
El guion, adaptado de la obra teatral homónima, es de una belleza melancólica. La película no busca justificar ni excusar las acciones de Sá Carneiro, sino que se limita a mostrar el impacto que su presencia tiene en la vida de Snu. La historia se desarrolla en un espacio que se siente claustrofóbico, tanto físicamente en un pueblo costero de Portugal como psicológicamente en la mente de las protagonistas. La banda sonora, minimalista y evocadora, contribuye a la atmósfera de incertidumbre y anhelo que impregna la película. La película evita caer en clichés sentimentales, prefiriendo una representación realista, aunque profundamente conmovedora, de la ambigüedad y la dificultad inherentes a las relaciones que transgresan barreras sociales y profesionales.
“Snu” es una película que te deja con un sabor amargo. No ofrece respuestas fáciles ni un final feliz. Es una obra sobre el dolor, la incomunicación y la búsqueda de la identidad en un mundo donde las figuras públicas, y sus relaciones personales, son objeto de escrutinio constante. Es un retrato inquietante de la fragilidad humana, de las consecuencias no siempre previsibles de las decisiones que tomamos, y de la dificultad de escapar de nuestro pasado. La película, a pesar de su lentitud y su atmósfera densa, es un testimonio de la maestría del cine portugués en la exploración de temas complejos y profundos.
Nota: 8/10