“Sobrevivir a Picasso” es una película que se atreve a adentrarse en la complejidad de una relación intensa y a menudo turbulenta, la que Pablo Picasso mantuvo con Françoise Gilot. La película no se limita a ofrecer un biopic tradicional, sino que, en su lugar, construye un retrato íntimo y, a veces, doloroso de cómo una mujer, una artista en ciernes, se enfrentó a la fuerza creativa y, a la vez, a la volcánica personalidad de uno de los artistas más importantes de la historia. El filme se centra en los diez años que Françoise pasa en el entorno de Picasso, experimentando en carne propia la dualidad de su genio y su capricho, su genialidad y su desprecio, su amor y su desprecio.
La dirección de Charlotte Gainsbourg es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Gainsbourg, que también interpreta a Françoise, consigue transmitir con sutileza la tensión emocional inherente a la relación. Evita caer en la romantización excesiva y, en cambio, se centra en la vulnerabilidad, la frustración y la inevitable sensación de ser una pieza más en el universo caótico de Picasso. El uso de la cámara es preciso, con planos que capturan la mirada de Françoise, buscando el brillo y la frustración en sus ojos. Se nota una búsqueda constante de la verdad emocional, evitando clichés y favoreciendo la interpretación psicológica. La película, lejos de idealizar a Picasso, lo muestra como un hombre profundamente humano, pero también profundamente atormentado, con una necesidad incesante de crear y una incapacidad para gestionar sus emociones.
El elenco es excepcional. Rachel Weisz, como Picasso, ofrece una interpretación magistral. No se trata de una imitación fiel del artista, sino de una representación de su esencia: un hombre brillante, pero también vulnerable, obsesionado con su arte y con la búsqueda perpetua de la belleza. Weisz logra transmitir la intensidad de su mirada, su pasión por el arte y, a la vez, su desconexión emocional. La relación entre Weisz y Gainsbourg está construida con una química palpable, que va más allá de la simple complicidad de los personajes. La película se beneficia enormemente de la autenticidad y la profundidad con la que ambas actrices interpretan su papel. Los secundarios también cumplen su función, aportando matices y dando vida al universo social y artístico de la época.
El guion, adaptado de la autobiografía de Françoise Gilot, es inteligente y bien construido. Se centra en la narrativa personal de Françoise, evitando detalles biográficos excesivos y centrándose en sus sentimientos, sus deseos y sus conflictos internos. El guion logra equilibrar las escenas íntimas y los momentos de tensión creativa, creando un ritmo narrativo envolvente y manteniendo el interés del espectador. La película no rehúye de las escenas más difíciles, mostrando la soledad, la frustración y el dolor que Françoise experimentó durante su tiempo con Picasso. Sin embargo, también logra capturar la magia y la belleza de la relación, mostrando cómo, a pesar de todo, pudieron encontrar consuelo y inspiración el uno en el otro. Se evita la simplificación de la relación, mostrando la complejidad de las emociones involucradas y las dificultades que enfrentaron.
En definitiva, “Sobrevivir a Picasso” es una película conmovedora y reflexiva que ofrece una mirada íntima y honesta a la vida de una mujer que se atrevió a amar y a ser musa de uno de los grandes artistas del siglo XX. Es una película que invita a la reflexión sobre el arte, el amor, la creatividad y la condición humana. No es una biografía perfecta, pero sí una experiencia cinematográfica potente y memorable.
Nota: 8/10