Socias y enemigas (2020)

“Socias y enemigas” es una comedia dramática que, aunque carente de una chispa verdaderamente innovadora, ofrece un entretenimiento agradable y un retrato interesante de la ambición, la amistad y las complejidades de las relaciones femeninas. La película, dirigida con una naturalidad que transmite cierta familiaridad, se centra en el choque entre dos personalidades contrapuestas, Alma y Valeria, dos amigas que deciden embarcarse en un proyecto empresarial: una línea de cosméticos de lujo. La premisa, aunque no sacada de la manga de nadie, funciona a su favor, permitiendo explorar dinámicas de poder, sueños incumplidos y las consecuencias de priorizar el éxito sobre la lealtad.

La dirección de Manuel Esteves logra capturar de manera convincente la tensión latente entre las dos protagonistas. Evita caer en estereotipos unidimensionales, mostrando a Alma, interpretada por Natalia de Molina, como una mujer pragmática y con una visión de negocio sólida, a veces fría y calculadora. Su personaje es complejo, y Molina ofrece una interpretación honesta que evita la caricaturización, transmitiendo la frustración y el desgaste que siente al tener que comprometer sus ideales para asegurar el futuro de la empresa. Por otro lado, Valeria, interpretada por Clara Lago, se presenta como una aspirante a la riqueza, impulsada por el deseo de escapar de sus circunstancias. La Lago, como siempre, brilla con luz propia, aportando a su personaje una vulnerabilidad que contrasta con su fachada de ambición desmedida. La química entre Molina y Lago es uno de los puntos fuertes de la película. Sus interpretaciones son naturales, sin forzar la relación, lo que permite al espectador conectar con su amistad y su rivalidad.

El guion, aunque no es una obra maestra, destaca por su capacidad para desarrollar los personajes y explorar las implicaciones éticas de sus decisiones. Se evita una crítica social excesivamente didáctica, optando por mostrar las consecuencias de la ambición desmedida. La película no ofrece soluciones fáciles ni juzga a los personajes de manera moralizante, lo que la hace más realista y atractiva. Sin embargo, en algunos momentos, el ritmo se siente un poco irregular, con escenas que podrían haberse extendido o acortado para mejorar el flujo narrativo. La banda sonora, aunque presente, no contribuye significativamente a la atmósfera general. El diseño de producción, que incluye la representación de los espacios de trabajo y la iluminación, es funcional pero discreto, sirviendo más para contextualizar la acción que para generar un impacto visual.

En definitiva, “Socias y enemigas” es un entretenimiento sólido, digno de ver y reflexionar sobre las decisiones que tomamos en la vida. Aunque no llega a ser una película memorable, sí ofrece un retrato honesto y complejo de las relaciones femeninas y de las tensiones inherentes al mundo empresarial. Se trata de una película que sabe, a pesar de su falta de originalidad, entretener y provocar una pequeña reflexión sobre las motivaciones que nos impulsan.

Nota: 7/10