Socorro, he encogido a la profe (2015)

“Socorro, he encogido a la profe” es una comedia familiar estadounidense que, a pesar de su premisa absurda y previsible, logra ofrecer un entretenimiento ligero y refrescante, aunque no exento de algunos tropiezos. La película, dirigida por primera vez por el veterano Michael George, demuestra una voluntad de experimentar con la comedia física y el humor visual, lo que le otorga un carácter peculiar que la diferencia de las comedias familiares convencionales. Sin embargo, la ejecución, en algunos momentos, se siente un poco apresurada y carente de la profundidad que podría haber aprovechado su material de partida.

La historia se centra en Felix, interpretado por Charlie Tahan, un niño de 11 años que, tras una serie de desafortunados eventos, termina reduciéndose al tamaño de un lápiz. Esta situación, inicialmente aterradora, se convierte rápidamente en la excusa perfecta para una comedia que explora la adaptación a un nuevo entorno y el sentimiento de soledad y frustración. La premisa, aunque quizás demasiado descabellada para algunos, es el punto de partida para una divertida reflexión sobre la comunicación y la empatía. El guion, escrito por el dúo Mark Waters y Dale Roberts, se basa en diálogos ingeniosos y situaciones cómicas que, si bien son previsibles, logran mantener al espectador entretenido durante la mayor parte de su duración. Sin embargo, la trama se simplifica demasiado en los últimos actos, recurriendo a soluciones rápidas y a una resolución un tanto conveniente. El ritmo, por tanto, es desigual, con momentos de brillante ingenio intercalados con escenas que se sienten un poco forzadas.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Charlie Tahan ofrece una interpretación convincente como Felix, transmitiendo con naturalidad el miedo, la frustración y, finalmente, la alegría de encontrar una conexión inesperada. El resto del elenco secundario, que incluye a Megan Mullally como la madre de Felix y a Andy Samberg como el nuevo profesor, también cumplen con creces sus roles, aportando toques de humor y haciendo que sus personajes sean memorables. Mullally, en particular, se destaca por su capacidad para equilibrar el humor con la ternura, creando una dinámica familiar realista y divertida. Samberg, aunque con su característico estilo excéntrico, se muestra sorprendentemente sutil y efectivo en su interpretación.

A nivel técnico, la película se beneficia de una dirección cuidada que explota al máximo el potencial del formato de cámara pequeña. Las escenas en las que Felix intenta sobrevivir en un entorno gigantesco son visualmente impactantes y llenas de ingenio. El diseño de producción y la banda sonora contribuyen a crear una atmósfera lúdica y divertida, aunque sin pretensiones. La película, en definitiva, no intenta ser una obra maestra del cine, sino más bien un entretenimiento ligero para toda la familia, y en ese sentido cumple con creces sus objetivos. Es una comedia que, aunque no innovadora, ofrece un rato de diversión y reflexiones sobre la importancia de la empatía.

Nota: 6.5/10