Socorro, he encogido a mis padres (2018)

“Socorro, he encogido a mis padres” es una propuesta tan inesperada como entretenida, un torbellino de humor absurdo y elementos de ciencia ficción que, si bien no alcanza la perfección, consigue generar una experiencia cinematográfica inusual. La película, dirigida por Santiago Segura, se sitúa en un territorio propio, lejos de las fórmulas convencionales, y eso es, en principio, una de sus mayores virtudes. La propuesta, con una premisa tan descabellada como la propia, se basa en la venganza, la pérdida y una inesperada reflexión sobre la paternidad y la relación entre padres e hijos.

Santiago Segura demuestra una habilidad notable para construir un universo visualmente rico y lleno de detalles. La estética de la película, que recuerda a una mezcla entre la animación stop-motion y el diseño de producción de un cortometraje, es curiosamente efectiva. La representación de la directora Schmitti, reducida a un tamaño de muñeco, es particularmente notable, y la forma en que se manipulan los objetos y el entorno alrededor de ella, es donde reside gran parte del encanto visual de la película. La dirección de fotografía, aunque no siempre arriesgada, cumple su cometido, realzando los elementos fantásticos y dando un aspecto cuidado a la producción.

El guion, sin embargo, presenta algunas inconsistencias. La trama se complica a medida que avanza, introduciendo elementos innecesarios que desvían la atención del espectador. A pesar de esto, la idea central, la venganza de Hulda y el encogimiento de sus padres, es original y permite desarrollar momentos cómicos muy efectivos. El humor es el elemento más fuerte de la película, un humor irreverente y a menudo absurdo que, si bien puede no ser del gusto de todos, consigue mantener el interés del espectador y romper la tensión dramática que a veces amenaza con imponerse.

Las actuaciones son sobresalientes. Martín Ferrán ofrece una interpretación magistral como Hulda, un personaje complejo y profundamente atormentado, capaz de alternar con destreza entre la frialdad calculadora de la venganña y la vulnerabilidad de una madre que ha perdido todo. David Torres, como Félix, transmite la angustia y la confusión de un joven que se ve envuelto en una situación alucinante, y el resto del elenco secundario cumple su cometido con solidez. Sin embargo, el gran triunfo reside en la química entre Ferrán y Torres, una dinámica que enriquece la historia y la convierte en algo más que un simple entretenimiento.

En definitiva, “Socorro, he encogido a mis padres” es una película que requiere una mente abierta y una disposición a dejarse sorprender. No es una obra maestra, pero sí una propuesta original, entretenida y, sobre todo, memorables. Es un ejercicio de creatividad que, aunque imperfecta, demuestra que el cine español sigue siendo capaz de experimentar y de apostar por proyectos fuera de lo común.

Nota: 7/10