“Solan & Eri: Misión a la Luna” no es solo una película para niños; es una carta de amor nostálgica al cine de ciencia ficción clásico, un guiño a los ambiciosos proyectos de la NASA y una celebración del espíritu de inventiva infantil. Dirigida por Susanna Seiter, la película no se limita a contar una historia; recrea una atmósfera, transportándonos a una época en la que la exploración espacial se veía como un sueño accesible y, quizás, un poco ingenuo. Seiter logra capturar esa sensación con maestría, visualmente, a través de una fotografía que recuerda a los documentales sobre los primeros viajes a la Luna, con una paleta de colores ligeramente desaturados que evoca el polvo lunar y la tecnología analógica de la época.
La trama, aunque sencilla, funciona como un vehículo perfecto para explorar temas de amistad, perseverancia y la importancia de creer en tus propias ideas. El guion, en general, es sólido, evitando caer en clichés y proponiendo desafíos lógicos y creíbles para los personajes. No se busca la complejidad narrativa, y eso es precisamente su punto fuerte. La película se enfoca en el proceso creativo y en las dificultades que enfrentan Solan y Eri al intentar construir su nave. La historia de la construcción de la nave es el corazón de la película, una secuencia visualmente atractiva que presenta el ingenio y la determinación de los niños. La película no se preocupa en excesos técnicos, sino que se centra en la emoción del descubrimiento y el trabajo en equipo.
Las actuaciones de los niños, Solan y Eri, son excepcionales. Los actores infantiles logran transmitir la inocencia, la curiosidad y la valentía de sus personajes de una manera convincente. La química entre ellos es palpable y se convierte en el elemento más atractivo de la película. El resto del reparto secundario, incluyendo a la figura del inventor, cumple su función sin destacar, pero contribuyendo a la ambientación general. La interpretación del inventor es particularmente acertada, capturando la mezcla de entusiasmo y frustración que podría experimentar un científico ante un proyecto tan ambicioso.
Sin embargo, es importante señalar que “Solan & Eri: Misión a la Luna” no es una obra maestra cinematográfica. La dirección es competente, pero carente de la audacia o la originalidad que caracterizan a las mejores películas de ciencia ficción. Algunas secuencias, especialmente las relacionadas con la construcción de la nave, pueden resultar un poco repetitivas. No obstante, la película tiene una calidez inherente que la hace sumamente recomendable para familias y niños. Es un recordatorio de que la aventura y la imaginación no tienen límites y que, a veces, los sueños más grandes comienzan con una simple idea y la voluntad de intentarlo.
Nota:** 7/10