Sólo Dios perdona (2013)

“Sólo Dios perdona” es una película que se instala en la mente como un resorte acionado lentamente. El director, Tokk Munrong, construye una atmósfera opresiva en Bangkok que se siente palpable desde los primeros minutos. La ciudad, con su humedad, sus colores vibrantes y su caos organizado, se convierte en un personaje más, un testigo silencioso de la violencia y el crimen que se desenvuelven en sus callejones. La película no intenta glorificar la criminalidad, sino que la presenta como un lado oscuro de una ciudad bulliciosa, un submundo donde la moralidad es relativa y las consecuencias son inevitables.

La dirección de Tokk Munrong es sólida y está centrada en el protagonista, Julian, interpretado con una intensidad magnética por Tony Jormasut. Jormasut no solo transmite la desesperación y el miedo de su personaje, sino que también el peso de la responsabilidad y el deseo de proteger a su familia. La película se beneficia de un ritmo deliberado, que no se apresura a revelar los elementos clave de la trama, permitiendo que la tensión crezca gradualmente. Esto, aunque puede resultar pausado para algunos espectadores, contribuye significativamente a la atmósfera de suspense constante que impregna la película.

La banda sonora, compuesta por el talentoso Steve Achates, juega un papel crucial en la creación de la atmósfera. Mezclas de música tradicional tailandesa con elementos electrónicos y distorsión intensifican las escenas de acción y resaltan la soledad y el aislamiento del protagonista. La cinematografía, realizada por Suttirat Pongtavanich, es particularmente destacable. Utiliza la luz y la sombra para crear un juego visual fascinante, sugiriendo un mundo moralmente ambiguo. Los planos secuencia son elaborados y, en ocasiones, casi operísticos, lo que añade una capa de sofisticación a la narrativa.

El guion, adaptado de una novela de Michael Blake, es inteligente y evita los clichés del género de acción. La dinámica familiar entre Julian y su madre es particularmente bien desarrollada, explorando la complejidad de sus relaciones a través del conflicto y el resentimiento. La introducción de Chang, el policía jubilado, no es solo un accesorio policial, sino un personaje con un pasado misterioso y una moralidad cuestionable. Su influencia en la policía local y su relación con Julian añaden una capa de intriga y ambigüedad a la trama. Sin embargo, la película podría haber profundizado más en la motivación de los criminales, ofreciendo un entendimiento más claro del por qué de sus acciones. A pesar de ello, la película se mantiene como un thriller de crimen bien construido, con diálogos mordaces y momentos de genuina emoción.

Nota: 7/10