Solo las bestias (2019)

“Solo las bestias” no es un thriller policial convencional; es una incursión inquietante en la psique humana, envuelta en una atmósfera glacial y una trama que se enrosca con la lentitud y la certeza de una tormenta incesante. La película, dirigida por Alice Hughes, logra construir un universo narrativo que, aunque relativamente simple en su premisa, se impregna de una tensión palpable y una sensación de estar siendo observado por algo desconocido. Hughes no se conforma con los clichés del género, sino que explora la fragilidad de la condición humana frente a lo inexplicable, utilizando el aislamiento como herramienta principal para desestabilizar a sus personajes.

El elenco, compuesto por actores que se encuentran en un excelente momento de su carrera, entrega interpretaciones convincentes y con mucha carga emocional. El veterano Ulrich Tobiason, como el sheriff local, encarna la resignación y la sabiduría adquirida a través de años de ver tragedias pasar por su pueblo. Su presencia es fundamental, no solo para dar forma a la trama, sino para funcionar como un punto de anclaje en medio del caos que se desata. La química entre el sheriff y la joven investigadora, interpretada por el prometedor Lucian Merx, es uno de los puntos fuertes de la película. Merx, en particular, transmite una vulnerabilidad y un deseo de encontrar la verdad que logran generar empatía en el espectador. Sin embargo, la película también se beneficia del peso de actores como Sandra Hüller, que aporta una profundidad y una intensidad a su personaje, reforzando la idea de que todos los involucrados albergan secretos y miedos profundos.

El guion, adaptado de la novela homónima de Delia Owens, es el corazón de la película. No se centra en la investigación policial en sí misma, sino en el impacto psicológico de la desaparición en los habitantes del pueblo y en las decisiones que toman, guiadas por la paranoia y el miedo. La trama se desarrolla a través de flashbacks fragmentados, que revelan el pasado de los personajes y tejen una red de conexiones sutiles y perturbadoras. La escritura es precisa y evocadora, logrando una atmósfera opresiva donde la certeza de que algo siniestro acecha es constante. Hughes no ofrece respuestas fáciles; en cambio, se centra en las consecuencias de las acciones y en la naturaleza impredecible de la verdad. La película se atreve a explorar temas como la soledad, el trauma y la pérdida, pero lo hace con una sensibilidad y una honestidad que la alejan de la mera explotación del horror.

Si bien el ritmo puede resultar pausado para algunos espectadores acostumbrados a narraciones más vertiginosas, “Solo las bestias” recompensa la paciencia del público con una experiencia cinematográfica visceral y memorable. La dirección artística es impecable, utilizando el paisaje montañoso y la nieve como elementos simbólicos poderosos. La banda sonora, minimalista pero efectiva, contribuye a generar una sensación de inquietud constante. La película deja una huella duradera en el espectador, instándolo a reflexionar sobre la naturaleza de la verdad, el peso del pasado y la capacidad humana para la oscuridad. Es un ejemplo de cómo el cine puede explorar los rincones más oscuros de la mente y el alma.

Nota: 8/10