Solo para mi (2023)

“Solo para mi” no es un thriller pasivo; es una agonía silenciosa, una lenta desintegración de la voluntad y la identidad, capturada con maestría por Jean-Pierre and Chantal Dupont. La película, basada en la novela de Eric Reinhardt, es una exploración sombría de la coartada, el abuso emocional y la dificultad de escapar de un ciclo destructivo. La historia de Blanche, interpretada con una fragilidad contenida por Valérie Lemps, es profundamente inquietante porque reside en la normalidad de la situación, en la aparentemente inofensiva danza de la atracción y la dependencia que culmina en un terror absoluto.

La dirección de Dupont es impecable en su capacidad para generar atmósfera. La fotografía de Théo Lucas es fundamental; el uso de la luz, a menudo suave y difusa, se convierte en un reflejo de la confusión mental y la creciente paranoia de Blanche. Los espacios, predominantemente claustrofóbicos y con una sensación de deterioro, como la casa de verano que se convierte en prisión, amplifican el aislamiento de la protagonista y la sensación de que todo está al borde del colapso. No hay grandilocuencia visual; la tensión se construye a través de pequeños detalles, de miradas robadas, de gestos cargados de significado que presagian la tragedia inminente.

Valérie Lemps ofrece una interpretación magistral. Su Blanche es una mujer que se sabe atrapada, un fantasma de su yo pasado, que lucha desesperadamente por aferrarse a la ilusión de una segunda oportunidad. La actuación es esencialmente interna, un trabajo de sutiles matices que comunica la desesperación, el miedo y la impotencia de manera extremadamente efectiva. Greg, interpretado por Antoine Reinier, es un personaje complejo, un hombre que parece amable y atractivo en la superficie, pero que alberga una oscuridad insidiosa. No es un villano caricaturesco, sino una figura aterradora porque su maldad reside en la manipulación y el control, en la capacidad de erosionar la autoestima de su víctima.

El guion es, sin duda, el punto fuerte de la película. Reinhardt ha logrado traducir la esencia de su novela a la pantalla con una precisión asombrosa. Se presta especial atención a la ambigüedad moral, evitando juicios simplistas y presentando a los personajes como seres humanos con motivaciones comprensibles, aunque condenables. La película no ofrece respuestas fáciles; invita a la reflexión sobre la naturaleza del abuso, la influencia y la dificultad de romper con un pasado que te persigue. El ritmo es medido, a veces lento, pero cada escena está cuidadosamente construida, llevando al espectador a experimentar la progresiva sensación de desasosiego. La película se centra en la psicología de los personajes, en las relaciones interpersonales y en la difícil decisión que debe tomar Blanche, una decisión que podría cambiar su vida para siempre, aunque no necesariamente para mejor.

La tensión se acumula gradualmente hasta alcanzar un clímax perturbador, una representación visceral de la fragilidad humana y la devastación emocional. “Solo para mi” es una película que permanecerá en la memoria del espectador mucho después de que los créditos finales hayan rodado. No es un entretenimiento ligero, pero sí una experiencia cinematográfica poderosa e inolvidable.

Nota: 8.5/10