Sólo se vive dos veces (1967)

‘Sólo se vive dos veces’ es, en esencia, una película de James Bond que se toma un respiro del glamour y la acción pura, ofreciendo una historia de espías y política internacional con un núcleo emocional sorprendentemente poderoso. Lo que comienza como una trama de secuestro y contraespionaje, rápidamente evoluciona hacia una exploración del trauma, el arrepentimiento y el peso del pasado. Sean Connery, en un papel que le otorga una sutil vulnerabilidad, se presenta como un espía veterano consumido por la pérdida y el dolor, un hombre que ha visto demasiado y que busca redención en la última oportunidad que se le ofrece. Su interpretación es, sin duda, el corazón de la película.

La dirección de Alfred Hitchcock, aunque algo conservadora para sus estándares más recientes, aporta una atmósfera palpable de tensión y melancolía. Hitchcock no se conforma con el espectáculo explosivo habitual de la franquia, en su lugar, construye la historia a través de la tensión psicológica y el uso magistral de la cámara. Sus planos largos y contemplativos, especialmente durante las escenas en Japón, permiten al espectador sumergirse en el estado emocional de James Bond y en el ambiente opresivo de la ciudad. La película se beneficia enormemente de su ritmo pausado, a diferencia de las películas de Bond más frenéticas de la época.

El guion, aunque basado en un libro de Ian Fleming, es considerablemente más complejo y con matices que las entregas más convencionales de Bond. La trama se expande más allá de la simple misión de rescatar a los pilotos y se centra en la historia personal de Bond, en su relación con el pasado y en el impacto de sus acciones. La relación de Bond con el joven Masao Takitani (Keiji Sada) es un sub-tema conmovedor que añade profundidad a la narrativa y desafía los estereotipos del personaje. La película aborda temas como la venganza, el honor y la pérdida con una seriedad que rara vez se ve en la franquicia, aunque siempre manteniendo un toque de suspense y aventura.

Sin embargo, la película no está exenta de defectos. Algunos diálogos pueden parecer un poco forzados y el desarrollo de ciertos personajes secundarios es superficial. Además, la estética visual, aunque elegante para su tiempo, puede parecer un poco anticuada para los estándares modernos. Pero, en general, ‘Sólo se vive dos veces’ es una adición notable a la saga de James Bond, que demuestra que la franquicia puede abordar temas más serios y ofrecer una experiencia de espionaje con una resonancia emocional más profunda. Se trata de una película que te obliga a reflexionar más allá de la acción trepidante, y por ello, tiene un valor considerable.

Nota: 7/10