“Sólo te tengo a ti” es una película que, a primera vista, parece un cliché romántico, pero que, tras un análisis más profundo, revela una curiosa mezcla de desesperación, melodrama y, sorprendentemente, una cierta belleza estética. La historia, centrada en Angélique, una joven obsesionada con un médico casado, no es precisamente original en su premisa: la mujer que se atreve a perseguir a su pareja, pero la película se distingue por la intensidad con la que explora esa obsesión y por las decisiones que adopta la protagonista para conseguir su amor.
La dirección de Thomas Kaptain es, en general, bastante sólida. No se adentra en la complejidad de Angélique de una manera que sobrepase la narrativa, pero logra crear una atmósfera de tensión constante y un ambiente visualmente atractivo. Utiliza la luz y la sombra para subrayar la fragilidad emocional de la protagonista, y la cinematografía, con una paleta de colores apagados y un estilo elegante, transmite la sensación de un universo privado y claustrofóbico donde Angélique está atrapada en sus propios pensamientos. Sin embargo, a veces, la dirección cae en un exceso de melodrama, especialmente en las escenas más emotivas, lo cual puede resultar un poco artificioso.
La actuación de Camille Cottin como Angélique es, sin duda, el corazón de la película. Cottin ofrece una interpretación realmente convincente, transmitiendo con maestría la desesperación, la determinación y la vulnerabilidad de su personaje. Angélique no es simplemente una mujer enamorada, es una persona que se ha perdido a sí misma en su obsesión, y Cottin captura esa pérdida con una gran honestidad emocional. La química entre Cottin y el actor que interpreta al médico, Benoit Poitiers, es palpable y contribuye a la credibilidad de la historia. Poitiers, por su parte, ofrece una actuación más contenida pero efectiva, representando al hombre atrapado en su propia posición y en sus responsabilidades.
El guion, escrito por Kaptain y Olivier Snick, apuesta por una narración lineal y directa, sin demasiadas complicaciones o giros argumentales inesperados. Si bien la falta de sorprepresas puede ser vista como un defecto, también contribuye a mantener el enfoque en la evolución emocional de Angélique. El guion no se preocupa por juzgar las acciones de la protagonista, sino que se centra en comprender sus motivaciones y sus sentimientos. El desarrollo de la trama se construye a partir de una serie de decisiones cada vez más extremas por parte de Angélique, lo que genera un ritmo sostenido y mantiene la atención del espectador. A pesar de su simplicidad, la película consigue generar cierta empatía por la protagonista, aunque no siempre justifique sus actos.
En definitiva, "Sólo te tengo a ti" es una película recomendable para aquellos que buscan una historia romántica intensa y emocionalmente cargada. Aunque no es una obra maestra del cine, ofrece una experiencia cinematográfica agradable, impulsada por una sólida actuación de Camille Cottin y una dirección que, en general, cumple su cometido. Se trata de una película que explora el lado oscuro del amor obsesivo y que, sin duda, provocará algunas reflexiones sobre los límites de la pasión y la necesidad de encontrar la propia identidad.
Nota: 7/10