Sólo tú (1994)

“Sólo tú” es una comedia romántica que, a pesar de sus pretensiones de originalidad, se siente sorprendentemente familiar. La película se basa en un concepto intrigante: una mujer, Faith Corvatch, obsesionada con un nombre revelado en una sesión de espiritismo y con la convicción de que el hombre indicado, Damon Bradley, es su destino. La premisa, en sí misma, podría haber dado pie a una historia singular, pero el guion, por desgracia, opta por el camino de la conveniencia, recurriendo a clichés y giros argumentales predecibles que restan valor a la experiencia.

La dirección de Cory Edwards es competente, manteniendo un ritmo pausado que permite al espectador sumergirse en el mundo de Faith. Utiliza la fotografía con elegancia, creando atmósferas sofisticadas que contrastan con la historia, que, a su vez, carece de la urgencia dramática que podría haberla elevado. Hay escenas bien logradas y con una cuidada puesta en escena, pero la película carece de una personalidad propia que la distinga del resto de las comedias románticas que abundan en el mercado. La banda sonora, aunque agradable, también cae en la misma repetición de fórmulas conocidas, contribuyendo a la sensación de familiaridad.

Sin embargo, el verdadero punto fuerte de la película reside en las actuaciones de los protagonistas. Zoey Deutch interpreta a Faith Corvatch con una vulnerabilidad y un toque de ironía que le permiten al espectador conectar con su obsesión. Su evolución a lo largo de la historia, desde la mujer atrapada en la rutina hasta la que se enfrenta a sus miedos y se abre a la posibilidad de un nuevo amor, es convincente. También destaca Ben Sawyer como Damon Bradley, quien ofrece un personaje más despreocupado y carismático que se convierte en un alivio cómico agradable y un contrapunto a la intensidad de Faith. La química entre ambos actores es palpable, lo que ayuda a que el romance se sienta realista, a pesar del absurdo de la situación.

La película se esfuerza por explorar temas como la búsqueda de la felicidad, la importancia de afrontar el pasado y la libertad de elegir el propio destino. No obstante, estas ideas se presentan de forma superficial y sin profundizar en las contradicciones inherentes al concepto central. La historia, en definitiva, se siente un poco simplificada y carente de la complejidad emocional que podría haberla enriquecido. Aunque la comedia funciona en algunos momentos, el tono general es algo plano y la resolución final, aunque satisfactoria, es un tanto apresurada. Es una película entretenida, sin duda, pero que no deja una huella duradera y que, en última instancia, se beneficia más de las buenas actuaciones de sus protagonistas que de su originalidad conceptual.

Nota: 6/10