Sombras y niebla (1991)

“Sombras y Niebla” (Shadows and Mist) es, en su esencia, una película atmosférica que se aferra a la inquietud y a la sensación de estar constantemente bajo vigilancia. No es una película de acción frenética ni llena de giros argumentales espectaculares, sino más bien una pieza de suspense psicológico que se basa en la lentitud, el simbolismo y la creación de un ambiente opresivo. La película se instala, casi imperceptiblemente, en la piel del espectador, dejándole una sensación de incomodidad persistente que te acompaña mucho después de que las luces se han apagado.

La dirección de James Gray es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Su elección de planos largos, la utilización de la niebla como elemento omnipresente y la paleta de colores apagados contribuyen a construir un mundo visualmente sombrío y claustrofóbico. Gray se toma su tiempo para desarrollar la atmósfera, permitiendo que el espectador se sumerja en la paranoia y el miedo que se avecinan. No se apura mostrarle todo al público; en cambio, recompensa la paciencia con pequeños detalles visuales y sonoros que amplifican la sensación de malestar. La niebla no es solo un recurso estético, sino un personaje en sí mismo, que actúa como un muro entre los personajes y el mundo exterior, un reflejo de sus miedos y secretos.

El reparto está a la altura de las expectativas, con una interpretación particularmente destacada de Joaquin Phoenix como el detective Kleinman. Phoenix transmite con una eficacia asombrosa la desesperación, la vulnerabilidad y la creciente paranoia de su personaje. Su actuación es sutil y llena de matices, y su relación con la tragasables de circo, interpretada por Carey Mulligan, se convierte en el eje central de la narrativa, un territorio de incertidumbre y posible conexión que funciona a la perfección. Mulligan ofrece una actuación igualmente cautivadora, con un porte melancólico y una mirada que transmite tanto dolor como una silenciosa determinación. El resto del reparto, aunque con menos protagonismo, también cumple de manera efectiva, dotando de credibilidad a los personajes secundarios.

Sin embargo, el guion, aunque sólido en su planteamiento central y en la creación de la atmósfera, podría haber beneficiado de mayor densidad en algunos momentos. La trama, aunque intrincada y llena de sugestiones, a veces se desvela con demasiada lentitud, y algunos diálogos resultan un poco artificiales. La relación entre Kleinman y la tragasables, aunque efectiva, podría haber sido más desarrollada, explorando con mayor profundidad las motivaciones y el pasado de ambos personajes. El elemento del estrangulador, aunque presente, parece un añadido más que un componente central de la historia. La película se enfoca más en el proceso de investigación y en la psicología de los personajes que en la resolución del misterio.

A pesar de estas pequeñas debilidades, “Sombras y Niebla” es una película que vale la pena ver, especialmente para aquellos que aprecien el cine de suspense con un enfoque más introspectivo. Es una obra que invita a la reflexión y que te obliga a sacar tus propias conclusiones. No es un thriller convencional, sino una exploración perturbadora de la condición humana y de los límites de la razón. Es un retrato del miedo, de la soledad y de la búsqueda de la conexión en un mundo cada vez más desconectado.

Nota: 7/10