Somos lo que somos (2013)

“Somos lo que somos” no es una película que te deja indiferente, ni tampoco una que se quede atrapada en tu memoria a la hora de analizarla con detenimiento. Es una historia inquietante y perturbadora, ambientada en un paisaje rural estadounidense crudo y desolador que, sin duda, establece un ambiente de tensión y fatalismo desde sus primeros minutos. La dirección de Todd Haynes es magistral, no busca sensacionalismos gratuitos, sino que se centra en la construcción de atmósferas y en el detallismo de las imágenes. La fotografía, cuidada al milímetro por Robby Müller (en su última obra), juega un papel fundamental; los colores apagados, la luz difusa y las composiciones meticulosas evocan un sentimiento de claustrofobia y aislamiento, acentuando la desesperación de la familia Parker.

El guion, adaptado de la novela homónima de Carol Wright, es donde reside el mayor mérito de la película. No se trata de una trama llena de giros inesperados, sino de una lenta y metódica exposición de la realidad de los Parker. La historia se revela progresivamente, a través de conversaciones sutiles, miradas reveladoras y pequeños detalles que, en conjunto, revelan una verdad brutal y profundamente perturbadora. La película no explica, ni justifica, sino que nos presenta la situación tal y como es, con una honestidad implacable. La ambientación rural, lejos de ser meros decorados, se convierte en un personaje más, que presiente el horror que se avecina.

Las actuaciones son sobresalientes. Julianne Moore como Martha Parker, la matriarca, es simplemente impecable. Su interpretación es hipnótica, una mezcla perfecta de fortaleza, locura y vulnerabilidad. Demuestra una capacidad para transmitir una gran cantidad de emociones con una mirada o un gesto. Michelle Williams, como Iris, ofrece una actuación conmovedora y llena de matices, mientras que Kate Winslet, como Rose, está particularmente impresionante en la segunda mitad de la película, mostrando una evolución del personaje que es a la vez escalofriante y desgarradora. Todos los actores, incluso los secundarios, contribuyen a la credibilidad del universo que Haynes ha construido.

Sin embargo, la película no está exenta de ciertos problemas. Algunos pueden encontrar el ritmo lento y la falta de acción un tanto tediosa. La película no ofrece respuestas fáciles y, a veces, puede sentirse como una prolongada y sombría reflexión sobre la fragilidad de la familia y la naturaleza humana. No es una película que se pueda ver con facilidad, sino que exige una atención plena y una disposición a confrontar temas incómodos como la pobreza, el abuso y el trauma. Es una obra que permanece contigo después de terminar de verla, que te hace cuestionarte la moralidad y la justicia.

A pesar de sus limitaciones, "Somos lo que somos" es un ejercicio de dirección y narrativa excepcionalmente logrado. Es una película que merece ser vista y analizada. No es un entretenimiento fácil, pero sí es una experiencia cinematográfica que te dejará una huella duradera.

Nota: 8/10