Sous le même toit (2017)

“Sous le même toit” (Bajo el mismo techo), dirigida por Olivier Nakache y Éric Tessier, no es precisamente una bomba cinematográfica, pero sí un ejercicio de comedia romántica cuidadosamente calibrado, que resulta ser sorprendentemente efectivo. La premisa, al principio, puede parecer un tanto cliché: un ex-pareja forzado a convivir tras un divorcio, y la inevitable reinvención de viejas tensiones y, quizás, un resurgimiento del amor. Sin embargo, la película logra evitar la trampa de la melodramatización y se aferra a la humanidad de sus personajes y a la gracia sutil de sus interacciones.

Las actuaciones son, sin duda, el punto fuerte de la película. Gilles Lellouche, interpretando a Yvan, entrega una interpretación magistralmente contenida. Su personaje es un hombre frustrado, con sus propios complejos y una tendencia a la autoindulgencia, pero también vulnerable y susceptible a la reconexión. Manu Payet, como Delphine, aporta una vitalidad y un encanto innegables, equilibrando a la perfección la exasperación con el humor. Su química con Lellouche es palpable y alimenta la dinámica central de la película. Louise Bourgoin, en un papel menor, pero crucial, aporta un aire de misterio y elegancia que añade profundidad al personaje de Delphine. La directora de fotografía y el diseño de producción también merecen reconocimiento por crear ambientes ricos y realistas, que transmiten eficazmente la atmósfera de la casa compartida.

El guion, a pesar de su aparente sencillez, explora con cierta profundidad temas como la responsabilidad, el perdón y la complejidad de las relaciones pasadas. No se trata solo de un drama romántico, sino de una reflexión sobre la dificultad de dejar ir y la posibilidad de reinterpretar el pasado. La película se beneficia de un ritmo pausado, que permite al espectador establecerse con los personajes y comprender sus motivaciones. Los momentos cómicos, bien calibrados, no se basan en situaciones absurdas o caricaturescas, sino en la simple observación de las pequeñas incompatibilidades y los rituales de convivencia. La película evita caer en clichés y presenta las discusiones y los momentos de tensión con un naturalismo que las hace creíbles y, a la vez, divertidas. La historia avanza con una lógica interna sólida, evitando giros inesperados que rompan la experiencia. Un pequeño pero notable detalle es la forma en que la película incorpora la música, no como un componente central, sino como un elemento que refuerza la atmósfera y el estado emocional de los personajes.

En definitiva, “Sous le même toit” es un ejemplo de comedia romántica inteligente y bien ejecutada, que ofrece un retrato honesto y conmovedor de las relaciones humanas. No pretende revolucionar el género, pero sí ofrecer una experiencia cinematográfica agradable y reflexiva.

Nota: 7/10