“Southbound” no es una película que busca asustar con sustos fáciles o gore gratuito, aunque si consigue plantar semillas de inquietud que germinan lentamente en la mente del espectador. Proveniente del equipo detrás de “V/H/S”, la cinta se presenta como una minidocumentario que sigue a un grupo de extraños que viajan en coche a través del desierto de Nevada, sumidos en un estado de agotamiento y paranoia. La dirección, firmada por el duo Ian Cohen y Brad Anderson, opta por un estilo visual muy cuidado, centrándose en la desolación del paisaje y en los rostros cansados y alterados de los personajes. La cinematografía es particularmente efectiva, utilizando la luz natural y las sombras para construir una atmósfera opresiva y claustrofóbica, incluso en un escenario tan amplio como el desierto.
La película no se basa en una narrativa lineal, sino en una sucesión de segmentos interconectados, cada uno explorando un aspecto diferente del viaje y de las psique de los involucrados. Estos relatos, a pesar de su brevedad, son lo más destacado de “Southbound”. Se exploran temas oscuros como la adicción, el trauma familiar, la culpa y la pérdida de la identidad. La dirección sabe equilibrar la tensión y el misterio, dejando que la imaginación del espectador llene los espacios en blanco. Sin embargo, este enfoque fragmentado, aunque interesante en principio, a veces se siente un poco desconectado. A veces, la transición entre los segmentos resulta abrupta, perdiendo parte de la sensación de inmersión que se busca.
Las actuaciones son sólidas, con un reparto de actores desconocidos que cumplen su cometido. Cada uno de ellos transmite de forma convincente la fragilidad de su personaje y su creciente desasosiego. Destaca especialmente la actuación de Kristen Dalton como una mujer atormentada por su pasado, cuya historia, aunque breve, es la más conmovedora de la película. No obstante, la falta de desarrollo de algunos personajes, y la recurrencia de ciertos clichés sobre adicción y secretos familiares, resta algo de profundidad a las tramas individuales.
El guion, pese a su ambición en cuanto a explorar diversas temáticas, sufre de una cierta falta de pulido. Si bien la idea de presentar múltiples perspectivas sobre un mismo evento es atractiva, la ejecución resulta a veces desordenada y carente de cohesión. Algunas historias parecen completas en sí mismas, mientras que otras se quedan a medio camino, dando una sensación de incompletitud. La película intenta jugar con las expectativas del espectador, incluyendo momentos de humor negro y falsas pistas, pero estas incursiones no siempre son del todo efectivas y a veces interrumpen el ritmo general. “Southbound” logra crear una atmósfera inquietante y sugiere un horror psicológico, pero, en última instancia, no llega a alcanzar el potencial que parecía albergar.
Nota: 6.5/10