Spa Night (2016)

“Spa Night” es, paradójicamente, una película que se muestra como un espejo fragmentado de la experiencia coreano-estadounidense en Los Ángeles. Dirigida por Justin Lin, un nombre familiar en el cine de acción, la película se aleja considerablemente de su habitual estilo, optando por una exploración de la identidad, la familia y la anhelo en un ambiente íntimo y, a veces, profundamente inquietante. No es un melodrama convencional, sino una suerte de estudio de personajes que se desarrolla con una lentitud calculada, recompensando la paciencia del espectador con una profundidad inesperada.

La película sigue a Jong-ho, un joven que intenta navegar la compleja dinámica familiar tras la llegada de su padre, un inmigrante coreano que ha sufrido un accidente. Este conflicto se enmarca dentro de un contexto sexual que, lejos de ser un mero elemento de la trama, se convierte en la clave para entender las tensiones internas del protagonista. La película no juzga esta parte de la vida de Jong-ho, sino que la presenta con una honestidad que, aunque a veces incómoda, resulta conmovedora. El director, Lin, evita caer en clichés o sentimentalismos fáciles. El juego de miradas, la comunicación no verbal y la atmósfera de sus encuentros en los spas coreanos son elementos cruciales para la construcción del personaje y para la transmisión de sus emociones.

Las actuaciones son sobresalientes, en particular la de Steven Yeun como Jong-ho. Yeun aporta una vulnerabilidad palpable al personaje, mostrando la lucha interna de un joven atrapado entre las expectativas de su familia y sus propios deseos. El resto del reparto, especialmente las interpretaciones de las hermanas de Jong-ho, contribuyen a crear un ambiente familiar creíble y, en ocasiones, bastante desordenado. La química entre los actores es fundamental para que la escena de los encuentros en los spas tenga el impacto emocional que merece.

Sin embargo, la película no está exenta de problemas. El ritmo pausado puede resultar lento para algunos espectadores, y la ambientación de los spas, aunque visualmente atractiva, puede resultar repetitiva. Además, la historia, aunque intrigante, carece de un guion particularmente original y, en algunos momentos, se siente un tanto predecible. La exploración de la identidad gay, aunque presente, no se profundiza tanto como se podría haber esperado, quedando más como una parte contextual del conflicto familiar. La película se centra más en la experiencia del protagonista que en el tema de la comunidad LGBTQ+, aunque sin minimizar su importancia.

En definitiva, “Spa Night” es una película interesante y provocadora, que ofrece una visión poco convencional de la vida inmigrante y de la búsqueda de la identidad. Aunque no es una obra maestra, merece la pena ser vista por su honestidad, sus actuaciones sólidas y su capacidad para generar reflexión.

Nota: 7/10