Sprint final (1987)

“Sprint Final” es, en esencia, un thriller tenso y claustrofóbico que explora las consecuencias morales y personales de la colaboración. La película, dirigida por la dupla compuesta por Ben Corden y Steven Knight, no intenta reinventar la rueda ni ofrecer soluciones fáciles al dilema que plantea: ¿hasta dónde estás dispuesto a llegar para proteger a tu hijo? Sin embargo, lo logra a través de un ritmo implacable y una atmósfera de constante peligro que te atrapa desde el principio y no te suelta hasta los últimos momentos.

La dirección de Corden y Knight es acertada en la construcción del suspense. Utilizan la cámara de manera efectiva, privilegiando planos cerrados que intensifican la sensación de encierro y paranoia en el personaje de Hiller, interpretado magistralmente por Sam Neill. Neill, con su habitual elegancia actoral, transmite la angustia y el creciente horror de un hombre que se encuentra atrapado en una situación que no deseó ni comprendió del todo. Su actuación es la columna vertebral de la película, logrando comunicar con una mirada y un gesto el peso de la culpa y la desesperación. La dirección consigue, además, crear una tensión palpable, no a través de efectos especiales o acción desbordante, sino mediante la cuidadosa planificación de cada escena y el uso inteligente del sonido –la música, la respiración, el silencio– para manipular la respuesta emocional del espectador.

El guion, coescrito por Knight, es sólido y presenta un conflicto moral complejo. La película no cae en clichés ni simplifica las motivaciones de los personajes. Hiller, aunque inicialmente involucrado en un delito, se ve obligado a tomar decisiones que lo llevan a cuestionar su propia moralidad y a cuestionar la lealtad que siente por su hijo. El guion explora las consecuencias de la traición y el sacrificio, y presenta un retrato realista de la desesperación y la vulnerabilidad. La relación entre Hiller y su hijo, interpretado por Joe Cole, es el núcleo emocional de la trama. Cole ofrece una interpretación convincente, mostrando la confusión y el miedo de un joven que se ve obligado a participar en un plan criminal que no comprende, y que siente que amenaza su futuro.

Sin embargo, la película no es perfecta. La trama, en su desarrollo final, puede resultar algo predecible para algunos espectadores. Además, el ritmo a veces se ralentiza un poco en los momentos de diálogo, perdiendo parte de la intensidad inicial. Pero estos pequeños defectos no restan valor a la experiencia general, que sigue siendo un thriller psicológico bien construido y con un buen mensaje sobre la importancia de la familia y la responsabilidad.

En definitiva, “Sprint Final” es una película recomendable para aquellos que disfrutan de thrillers con personajes complejos, un buen desarrollo del suspense y una reflexión sobre las consecuencias de nuestros actos. No es una obra maestra, pero sí un entretenimiento inteligente y bien ejecutado.

Nota: 7.5/10