Sprinter (2019)

“Sprinter” no es una película que te dejará con la nostalgia de una epopeya deportiva clásica. No se trata de una carrera glorificada, sino de un drama visceral y a menudo incómodo que explora las complejidades de la ambición familiar, el legado y las sombras que se ciernen sobre el sueño americano. La película, dirigida con una sensibilidad cautelosa por D. Mills, se centra en Akeem Sharp (Bryshere Y. Gray), un talentoso velocista jamaicano que anhela un futuro mejor para sí mismo y su madre, una residente irregular en Estados Unidos. Su sueño, y el de ella, es la posibilidad de reunirse y escapar de un entorno marcado por la inestabilidad y la frustración.

La dirección de Mills es deliberadamente sobria, permitiendo que la tensión crezca orgánicamente a través de la puesta en escena y el ritmo pausado. No se siente apresurada a mostrar la velocidad de Akeem; en cambio, se centra en la carga emocional que conlleva su aspiración. La película tiene un sabor agridulce, una sensación de que el éxito deportivo no es una panacea. El personaje de Akeem es complejo, ni héroe ni villano, sino un joven consumido por las expectativas familiares y la ambición. La actuación de Gray es fundamental para el éxito de la película; transmite con sutileza la determinación, la vulnerabilidad y el peso de sus responsabilidades. Le complementa de manera excepcional Lorraine Toussaint, cuya interpretación como madre es matizada y profundamente humana, mostrando el dolor de un inmigrante luchando por mantener un hogar.

Sin embargo, el guion, coescrito por Mills y otras fuentes, es donde la película experimenta algunos tropiezos. Si bien se centra en las dinámicas familiares con éxito, algunos diálogos se sienten un tanto forzados y la resolución de ciertos conflictos podría haber sido más orgánica. La trama, aunque mantiene el interés, podría haber sido más profunda. La inclusión del hermano mayor, un estafador en apuros, añade un elemento de caos y un desafío adicional para Akeem, pero la historia que rodea su actividad es a veces algo simplista. A pesar de ello, los personajes secundarios, como el interpretado por David Alan Grier, aportan vitalidad y humor, contribuyendo al tono general de la película.

En definitiva, “Sprinter” es un drama deportivo que se aleja de los clichés del género y ofrece una visión cruda y realista de las dificultades para alcanzar los sueños en un contexto social complicado. Es una película que invita a la reflexión sobre el precio del éxito, la importancia de la familia y las decisiones que tomamos en pos de un futuro mejor. A pesar de sus defectos, la dirección, las actuaciones sólidas y el tema universalmente resonante hacen de “Sprinter” una experiencia cinematográfica notable.

Nota: 7/10