Sr. y Sra. Smith (2005)

“Sr. y Sra. Smith” es una película que, en su esencia, podría haber sido un simple pastiche de clichés de acción. Sin embargo, gracias a la dirección experta de Doug Liman y a las interpretaciones excepcionales de Anne Hathaway y Ryan Reynolds, emerge como una comedia de acción con un toque de sofisticación que, sorprendentemente, logra ser refrescante y entretenida. El film no busca revolucionar el género, sino sumergirse en él con una vitalidad que lo hace especialmente atractivo para el público.

Liman demuestra una maestría notable en la construcción de la tensión. Cada secuencia de acción se diseña con una precisión casi obsesiva, utilizando la cámara de una manera dinámica y creativa. Los movimientos de cámara, a menudo en primera persona, nos sumergen por completo en la adrenalina de los asesinatos. La coreografía de las escenas de lucha es realmente espectacular y, lo que es aún más importante, nunca se siente gratuita o excesiva. Liman consigue equilibrar a la perfección el elemento cómico con la acción, creando un ritmo que mantiene al espectador enganchado desde el principio hasta el final. La película sabe jugar con la sorpresa y el suspense, construyendo una narrativa que recompensa la atención y el disfrute visual.

Las actuaciones de Hathaway y Reynolds son, sin duda, el corazón de la película. Hathaway, en el papel de Jane Smith, ofrece una interpretación que va más allá de la simple belleza. Su Jane es inteligente, astuta, y no se deja intimidar por la situación, lo que la convierte en una protagonista con la que es fácil identificarse. Reynolds, por su parte, aporta un encanto peculiar al papel de John Smith. Logra transmitir la ambivalencia del personaje: a la vez un hombre aparentemente aburrido y un asesino de élite. La química entre ambos es palpable, y sus interacciones, tanto cómicas como tensas, son el motor principal de la historia. Se nota que han trabajado en la conexión emocional, lo cual se traduce en una dinámica natural y convincente. Los diálogos, aunque a veces un poco forzados, están bien escritos y contribuyen al tono general de la película.

El guion, aunque basado en una premisa conocida, se beneficia de la escritura inteligente y de una trama que se desarrolla a un ritmo impecable. No se pierde en excesivos flashbacks o explicaciones innecesarias. Se centra en la dinámica entre los personajes y en la creciente atracción (y repulsión) mutua. La película plantea preguntas interesantes sobre la naturaleza del amor, la lealtad y la identidad. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestra moralidad por una pizca de emoción? ¿Puede el amor existir entre dos asesinos profesionales? Estas preguntas, lejos de ser meramente filosóficas, sirven para potenciar la tensión dramática y la diversión del espectador. Es un guion que sabe ser inteligente sin pretender ser grandioso.

Nota: 7/10