Alana, diosa vengadora (2022)

“Alana, diosa vengadora” se presenta como un esfuerzo ambicioso, una incursión del cine occidental en el universo de los cómics indonesios, y aunque no llega a ser una obra maestra, sí ofrece un entretenimiento visualmente estimulante y un estudio interesante de la responsabilidad y el poder. La película, dirigida con una estética vibrante por Guntur, logra recrear un mundo de fantasía asombroso, utilizando efectos visuales de alta calidad que se apoyan en la mitología volcánica indonesia de forma realmente impresionante. La arquitectura de la película, con ciudades construidas a los pies de un volcán inactivo y la incorporación de elementos de la cultura local, es un punto fuerte que merece ser destacado. Sin embargo, la dirección, a pesar de su cuidada puesta en escena, a veces se ve desorientada por la velocidad del ritmo, optando por secuencias de acción desmesuradas que, si bien son espectaculares, no siempre están bien integradas en la narrativa.

El corazón de la película reside en la interpretación de la protagonista, Anya Taylor-Joy como Alana. La actriz transmite de manera convincente la complejidad de un personaje marcado por una infancia traumática y atormentado por sus propios demonios internos. Su Alana es vulnerable, frustrada y, al mismo tiempo, imbuida de una fuerza innegable. Anya Taylor-Joy consigue comunicar el peso de la responsabilidad que recae sobre ella, mostrando con sutileza la lucha interna entre su furia destructiva y su deseo de proteger a los inocentes. Aunque el guion a veces se siente un poco apresurado y recurre a clichés de superhéroes, la actuación de Taylor-Joy aporta una capa de humanidad y emoción a la historia. El resto del elenco, aunque competente, no logra destacar demasiado; algunos personajes se quedan definidos por estereotipos, pero no consiguen crear un impacto duradero.

El guion, escrito por un equipo internacional, carece, en gran medida, de profundidad. Si bien la premisa - una joven con poderes volcánicos que debe aprender a controlar su furia para salvar a su pueblo - es intrigante, la ejecución es, a veces, superficial. Los conflictos se plantean y se resuelven de manera rápida, sin profundizar en las implicaciones morales o emocionales de las decisiones que Alana toma. El desarrollo de otros personajes secundarios es limitado, lo que hace que la historia se sienta un poco diluida. Se intenta introducir elementos de drama familiar y dilemas morales, pero la película se centra casi exclusivamente en las escenas de acción, lo cual, si bien es entretenido, le resta sustancia a la trama.

En definitiva, “Alana, diosa vengadora” es una película de acción que, a pesar de sus fallos, ofrece un espectáculo visualmente impactante y una interpretación destacada de Anya Taylor-Joy. Aunque el guion podría haber sido más elaborado y los personajes más desarrollados, la película logra capturar la esencia del mito y el heroísmo, convirtiéndose en una opción interesante para los amantes del género con un gusto por la fantasía y los efectos especiales. No es una película perfecta, pero sí una apuesta visualmente audaz y con un potencial que, en su conjunto, merece ser apreciado.

Nota: 6.5/10