Stan Helsing (2009)

“Stan Helsing” es una propuesta que, desde el principio, se presenta como una entrega deliberadamente divertida y, a menudo, descabellada en el subgénero de la parodia de terror. No se intenta ser una obra maestra cinematográfica, sino una celebración alocada de la iconografía y las convenciones del cine de monstruos, un guiño inteligente a aquellos que han apreciado la esencia de franquicias como “Van Helsing”, “Pesadilla en Elm Street”, “Hellraiser”, “Chucky” o “Viernes 13”. El director, David Rees, ha logrado capturar ese espíritu de homenaje con una audacia notable, aunque a veces el exceso de referencias y la velocidad del ritmo puedan ser abrumadores.

El guion, escrito por David Rees y Peter Kang, se centra en Stan Helsing (Michael Newman), un cazador de monstruos frustrado, cansado y con un pasado marcado por el fracaso. Su vida, ya de por sí, carente de interés, se ve sacudida cuando se ve envuelto en una emergencia que lo obliga a colaborar con un grupo de personajes de terror clásicos. Este es el punto clave de la película: la interacción entre estos iconos, cada uno con sus propias motivaciones y peculiaridades, genera momentos genuinamente hilarantes y sorprendentes. Se juega con la familiaridad de los personajes, resaltando sus debilidades y contradicciones, lo que produce un efecto cómico considerable. Sin embargo, a veces el guion se pierde en la cantidad de cameos y referencias, perdiendo la capacidad de construir una trama sólida y coherente. Las situaciones, aunque divertidas, a menudo carecen de profundidad y no exploran las implicaciones lógicas de la premisa.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Michael Newman, como Stan Helsing, ofrece un retrato convincente de un antihéroe patético y en el borde del colapso. Sus expresiones faciales y su entrega desesperada son el corazón de la película. Los actores que interpretan a los personajes de terror clásicos, como Chucky (Tom Bjorn), Pinhead (Richard Dreyfuss) y Freddy Krueger (Jackie Earle Haley), ofrecen interpretaciones memorables y, a veces, bastante hilarantes. Dreyfuss, en particular, aporta una elegancia macabra y un toque de humor negro que complementan muy bien la atmósfera general. No obstante, algunos de los personajes secundarios se ven comprometidos por la falta de desarrollo, quedando relegados a la función de simple adorno dentro de la cabalgata de monstruos.

Visualmente, “Stan Helsing” se mantiene dentro de los parámetros del cine de terror de bajo presupuesto, pero con una estética cuidada. Los efectos especiales son modestos pero efectivos, y la dirección de arte, aunque sencilla, logra recrear la atmósfera de las diferentes franquicias homenajeadas. La banda sonora, en cambio, es quizás la más sólida de la película, proporcionando el ritmo y la atmósfera necesarios para los momentos más intensos y cómicos. En resumen, “Stan Helsing” es una película que sabe lo que hace: divertir. Aunque su guion y su trama carezcan de profundidad, la película se beneficia de un gran elenco de invitados estelares, un humor contagioso y una clara dedicación al género de terror. Es una película para aquellos que disfrutan de la parodia, del humor negro y de la colección de personajes icónicos.

Nota: 6/10