Star 80 (1983)

“Star 80” no es simplemente un relato de ambición desmedida y la corrosiva manipulación; es una disección cruel y precisa del narcisismo y el deterioro moral. Dirigida con una meticulosa atención al detalle por Gillian Flynn (conocida principalmente por su trabajo en el género de terror, pero que demuestra una sorprendente maestría en este drama), la película se adentra en la vida de Paul Snider, un sujeto fascinante y repulsivo, interpretado con una intensidad glacial por Lukas Haas. Su retrato, tanto físico como psicológico, es inquietante; Haas no busca la lástima, sino que nos obliga a confrontar la vaciedad y la fragilidad de un hombre que se construye una identidad falsa en base al deseo de admiración.

La película se mueve con una lentitud deliberada que, lejos de ser un defecto, se convierte en una herramienta clave. Flynn utiliza este ritmo pausado para examinar las interacciones entre Paul y Dorothy Stratten (Jessica Hockett), una joven modelo con un espíritu innegablemente vibrante pero también con una vulnerabilidad y una ambición que la hacen susceptible a la manipulación. La relación entre ambos es, en esencia, una danza peligrosa donde la admiración se transforma en control, la esperanza en decepción y la promesa en traición. Hockett ofrece una interpretación convincente, capturando la energía juvenil de Dorothy mientras también transmite sutilmente el dolor y la confusión que siente al verse arrastrada por las ambiciones de Paul.

El guion, coescrito por Flynn, es notablemente sutil y oscuro. No recurre a los clichés del melodrama. En lugar de explicaciones fáciles y finales felices, la película se enfoca en los pequeños detalles, los gestos, las miradas, para revelar la creciente espiral de destrucción. La película se asoma a un mundo de glamour superficial y a la insidiosa naturaleza de la fama, mostrando cómo la obsesión por el éxito puede consumir a cualquiera. La fotografía, con una paleta de colores que va desde el blanco y el azul de los anuncios de la Dairy Queen hasta los tonos más vibrantes y artificiales del mundo de la Playboy, refleja la dualidad del mundo que Paul está intentando construir.

Sin embargo, “Star 80” no es perfecta. Algunas escenas, especialmente las que exploran el mundo del cine de la época, podrían haberse desarrollado con mayor profundidad. Además, la película, al igual que el caso real que inspira, evita juicios definitivos, dejando al espectador con la sensación incómoda de que la verdad es más compleja y matizada de lo que parece. No es una película que ofrezca respuestas fáciles; es una invitación a reflexionar sobre la naturaleza de la ambición, el poder de la manipulación y las consecuencias devastadoras de la inseguridad. En definitiva, es un retrato inquietante y absorbente de un hombre consumido por su propia imagen y sus propias fantasías.

Nota: 7/10