Star Trek: En la oscuridad (2013)

“Star Trek: En la oscuridad” (2009) es, sin duda, una entrega de la saga que se siente distinta a sus predecesoras. Dirigida por J.J. Abrams, la película se aleja significativamente del espíritu humanista que caracterizó las películas originales, optando por un thriller de espías con toques de ciencia ficción que, aunque entretenido, le resta una parte esencial de la esencia de Star Trek.

La trama, centrada en la amenaza que emerge desde dentro de la Federación, introduce un elemento de paranoia y conflicto interno que, en principio, es atractivo. La idea de una conspiración a gran escala, con un misterio que se revela gradualmente, crea una tensión palpable y obliga al espectador a cuestionar la lealtad de cada personaje. Sin embargo, el guion, en su afán por desarrollar la intriga, a veces recurre a clichés y giros argumentales predecibles. La necesidad de introducir numerosos personajes secundarios, muchos con motivaciones poco claras, diluye la atención y dificulta la conexión emocional con la historia. Además, el ritmo, aunque inicialmete efectivo, se ralentiza considerablemente en la segunda mitad, donde la complejidad de la trama eclipsa la acción y la emoción.

Las actuaciones son generalmente sólidas. Zachary Quinto como James T. Kirk aporta una presencia imponente y un aire de melancolía que refleja el dolor personal del capitán. Chris Pine, como Kirk, desempeña su papel con el carisma propio del personaje, pero le falta profundidad para realmente transmitir el peso emocional de la situación. La interpretación de Simon Pegg como Scotty es un alivio cómico apreciado, aunque su personaje se ve a veces relegado a un papel secundario. La actuación de Kevin McNair como el General bajo, un personaje crucial para la trama, es particularmente convincente, añadiendo una capa de ambigüedad y tensión a la historia. El reparto secundario, en general, está bien formado, pero muchos de ellos carecen de desarrollo y su papel en la trama es limitado.

Visualmente, la película es impresionante. Abrams utiliza un estilo de dirección audaz, con planos secuencia elaborados, efectos visuales de alta calidad y un diseño de producción impecable. La atmósfera opresiva, la iluminación oscura y la sensación constante de peligro crean un ambiente de suspenso envolvente. La representación de la cúpula de la Federación, en particular, es impactante y transmite la magnitud del desastre. No obstante, este énfasis en la estética a veces sacrifica la claridad narrativa, sobrecargando la película con elementos visuales que, en última instancia, no siempre contribuyen a la comprensión de la historia.

En definitiva, “Star Trek: En la oscuridad” es un thriller de ciencia ficción entretenido que ofrece momentos de tensión y suspenso. Aunque no alcanza la excelencia de las películas originales, logra ser un espectáculo visualmente atractivo y una entrega interesante para los fans de la saga. Sin embargo, su complejidad narrativa y su falta de profundidad emocional le impiden consolidarse como una obra maestra.

Nota: 6/10