Star Wars: El ascenso de Skywalker (2019)

“Star Wars: El ascenso de Skywalker” es, en última instancia, un ejercicio de nostalgia desmedida que, a pesar de intentar compensar sus deficiencias, resulta un final agridulce y a menudo frustrante para una saga que ha definido generaciones. El film se sitúa tras los eventos turbios de "Los últimos Jedi", un punto de inflexión narrativo que, si bien buscaba una transición audaz, paradójicamente se convierte en la base de muchos de los problemas que la película enfrenta. La Resistencia, liderada por Leia, se enfrenta a la amenaza implacable de la Primera Orden, pero se ve obligada a revivir viejos fantasmas del pasado, tanto personales como intergalácticos.

La dirección de J.J. Abrams intenta mantener un ritmo frenético y repleto de acción, lo cual es comprensible dada la magnitud de la tarea de cerrar una trilogía tan extensa. Sin embargo, esta urgencia a veces se traduce en decisiones creativas forzadas y una sensación de que se apuran para llegar al final. Algunas secuencias de acción son verdaderamente espectaculares, con efectos visuales impresionantes y coreografías de batalla complejas, pero a menudo carecen de la profundidad emocional y el peso narrativo que merecen. La película se aferra a la espectacularidad sin profundizar en las consecuencias de sus decisiones.

Las actuaciones son un punto fuerte. Adam Driver, como Kylo Ren, continúa explorando la ambivalencia y el conflicto interno de su personaje, aunque su arco narrativo se siente, en última instancia, inconcluso. Daisy Ridley ofrece una representación convincente de una Leia ya no solo luchando por la supervivencia de su pueblo, sino también por entender el legado de sus hijos. El reparto secundario, con actuaciones sólidas de John Boyega y Oscar Isaac, se ve relegado a menudo a un papel de apoyo, incapaz de compensar la falta de desarrollo de personajes más allá de la trama principal. La presencia de Mark Hamill, como Luke Skywalker, es, sin duda, emotiva, aunque su papel se limita a un cameo que, aunque satisfactorio para los fans, no aporta grandes novedades.

El guion es el principal punto débil de la película. A pesar de sus ambiciones, la trama se siente sobrecargada y llena de plot twists innecesarios que, en lugar de sorprender, generan confusión y desconexión. Se toman decisiones que, en retrospectiva, parecen arbitrarias y desvinculadas de la lógica interna de la saga. Se recurre demasiado a la nostalgia, rehaciendo elementos familiares de las películas originales, pero sin aportar nada nuevo o significativo. La historia de los Skywalker, la familia central de la saga, se presenta de una manera simplificada y poco satisfactoria, y el destino final de algunos de sus personajes se siente previsible. En definitiva, la película intenta consolidar un legado, pero termina perdiendo la esencia de lo que hizo a Star Wars tan especial: su exploración de la luz y la oscuridad, la importancia de la familia y la lucha contra la tiranía.

Nota: 6/10