Star Wars: El despertar de la fuerza (2015)

“Star Wars: El Despertar de la Fuerza” no era simplemente una secuela; era una declaración de intenciones. Después de la aparente conclusión de la saga original, la decisión de Disney de reiniciar parte del universo Star Wars con esta película generó debate y, a decir verdad, cierta cautela. Sin embargo, la película se erige como un trabajo sorprendentemente sólido y refrescante, que no solo reaviva la llama de la saga, sino que también la impulsa hacia un futuro prometedor. JJ Abrams demuestra una maestría en la construcción de mitos, y ‘El Despertar de la Fuerza’ es el resultado perfecto de ese talento.

La dirección de Abrams es impecable, logrando un equilibrio entre la nostalgia por los elementos clásicos de Star Wars y la presentación de nuevos personajes y conceptos. La película se centra en los primeros momentos de una guerra que se está gestando, ofreciendo un ritmo trepidante que mantiene al espectador enganchado desde el primer segundo. La película se beneficia enormemente del uso del color, especialmente el azul intenso de la nave X-wing de Poe Dameron, que se convierte en un símbolo visualmente poderoso de la esperanza. Y, por supuesto, la banda sonora de John Williams, aunque con un toque moderno, está presente para evocar inmediatamente la emoción y el drama que esperan los fans.

Las actuaciones son particularmente destacadas. John Boyega, como Finn, aporta una humanidad y vulnerabilidad necesarias al personaje. Su camino de un soldado de la Primera Orden a un aliado de la Resistencia es uno de los motores emocionales de la película. Daisy Ridley continúa con su interpretación de Rey, ahora con una mayor profundidad y un sentido de propósito. Mark Hamill, de nuevo, ofrece una interpretación magistral de Luke Skywalker, aunque su papel está limitado a breves apariciones, pero su presencia es innegable. Sin embargo, es Adam Driver como Kylo Ren quien se lleva la mayor parte de la atención, gracias a su complejidad como personaje y su interpretación inquietante. Driver explora la ambivalencia moral de Kylo Ren de manera convincente, convirtiéndolo en un villano memorable y, a la vez, comprensible. La química entre Driver y Ridley es particularmente efectiva, creando una tensión palpable en sus interacciones.

El guion, aunque no se adentra en terrenos excesivamente innovadores, cumple su cometido con destreza. La película introduce de manera eficiente la amenaza de la Primera Orden y reintroduce a personajes clásicos de una forma que es familiar pero también fresca. La historia es simple, pero su ejecución es impecable, estableciendo las bases para una nueva fase de la saga. La construcción del mundo, el uso del “Force vision” y el misterio en torno a los personajes y los eventos que conducen al Despertar de la Fuerza son elementos que generan intriga y mantienen al público interesado en lo que sigue. A pesar de algunos clichés del género, la película se aleja del dogma de que una secuela debe ser siempre igual a la original, optando por un nuevo enfoque que, si bien conserva el espíritu de Star Wars, no rehace los errores del pasado.

Nota: 7.8/10