Star Wars: Los últimos Jedi (2017)

“Star Wars: Los Últimos Jedi” es, sin duda, una película que provoca debate. Más que un simple episodio continuo, se presenta como una rebelión contra las expectativas, un intento audaz de ir más allá de la fórmula establecida de la saga. La dirección de Rian Johnson es, en gran medida, magistral. Se distancia radicalmente del tono épico y de la nostalgia que dominaban las entregas anteriores, optando por un enfoque más introspectivo y psicológico. Johnson no rehuye el conflicto, pero lo plantea desde una perspectiva humanizada, explorando las motivaciones de los personajes y las consecuencias de sus acciones. Esta decisión estética y narrativa es, en mi opinión, la mayor fortaleza de la película, aunque también la que más puede dividir a los fans.

La película no rehúye la ambigüedad moral. Los personajes no son ni buenos ni malos en blanco y negro. La General Leia Organa, interpretada con una vulnerabilidad y ferocidad por Carrie Fisher en su última aparición en la saga, se muestra frágil y llena de dudas, tomando decisiones difíciles con un coste personal significativo. Rey, interpretada por Daisy Ridley, abandona la seguridad de la Orden Jedi para enfrentarse a su propio destino, una búsqueda de identidad que está lejos de ser sencilla. Luke Skywalker, interpretado por Mark Hamill, se enfrenta a un dilema existencial que, aunque presentado con cierto dramatismo, se siente genuino. La actuación de Hamill es, de nuevo, sublime, dotando al personaje de una dignidad y un peso emocional que no se han visto antes.

El guion, sin embargo, es donde la película encuentra sus mayores puntos débiles. Si bien la exploración de los personajes es interesante, la trama principal a menudo se siente desordenada y, en algunos momentos, incluso confusa. La introducción de personajes nuevos, como Kylo Ren (Adam Driver), es efectiva para explorar su conflicto interno y su complejidad, pero también contribuye a la sensación de que la película carece de un hilo conductor sólido. Las decisiones del guion, especialmente aquellas que afectan directamente a los personajes principales, son, en ocasiones, controvertidas y, para algunos espectadores, insatisfactorias. No obstante, la película se justifica a través de su búsqueda de una redefinición del universo Star Wars, alejándose del espectáculo puro y la batalla campal, aunque esto signifique sacrificar, en ocasiones, una narrativa más fluida.

La película es visualmente impactante, con escenas de acción bien coreografiadas y efectos especiales que, si bien no alcanzan la perfección técnica de las entregas más recientes, son suficientes para sumergir al espectador en el universo Star Wars. El diseño de producción y la banda sonora, compuesta por John Williams, cumplen su función de crear la atmósfera y la emoción adecuadas. En definitiva, “Los Últimos Jedi” es una película imperfecta, pero que se atreve a cuestionar la tradición y a explorar territorios inexplorados dentro del universo Star Wars. No es una película para todos los públicos, pero para aquellos que buscan algo diferente, es una experiencia recomendable.

Nota: 7.5/10