Stateside (2004)

“Stateside” (2012) es una película que, en retrospectiva, es notable tanto por su singularidad como por su frustrante falta de ejecución. Dirigida por Christian 감독 y escrita por Ryan Copple, la película nos presenta a Mark, un joven perteneciente a una familia de la alta sociedad que, después de una experiencia traumática en el entrenamiento militar, decide desertar. Su fuga lo lleva a conocer a Dori, una joven músico con problemas de salud mental que se encuentra en un momento de intensa creatividad y vulnerabilidad. La premisa, sumamente interesante y con un trasfondo de crítica a la rigidez de las instituciones militares y a la presión social para adaptarse a las expectativas, se ve obstaculizada por una dirección y un guion que, si bien visualmente atractivos, no logran dar cuerpo a la narrativa de forma satisfactoria.

La estética de la película, sin duda, es uno de sus puntos fuertes. La paleta de colores vibrantes, con un uso prominente del rosa, y la fotografía de Peter Deming crean una atmósfera onírica y disonante que complementa la inestabilidad emocional de los personajes. La banda sonora, compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross, es igualmente impactante, utilizando sintetizadores y atmósferas industriales para reforzar la sensación de desconexión y confusión. Sin embargo, esta estética, aunque efectiva en ciertos momentos, corre el riesgo de sobrecargar la experiencia, a veces distrayendo la atención del espectador de lo que realmente importa: la historia de Mark y Dori.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Joseph Gordon-Levitt, en el papel de Mark, ofrece una interpretación que oscila entre la rebeldía juvenil y la melancolía existencial. Su transformación a lo largo de la película es progresiva, y logramos conectar con su frustración y su búsqueda de identidad. Pero la actuación de Kirsten Dunst como Dori es, quizás, la más destacable. Maneja con maestría la fragilidad emocional de su personaje, y su interpretación transmite una vulnerabilidad genuina que es conmovedora. La química entre ambos actores es palpable, lo que contribuye a que la relación entre Mark y Dori sea la piedra angular de la película.

A pesar de las buenas actuaciones y la estética visualmente atractiva, el guion es donde “Stateside” realmente se desmorona. La trama, en su desarrollo, se siente confusa y desorientadora. Las motivaciones de los personajes, en ocasiones, no están claramente definidas, y la película no ofrece respuestas claras a las preguntas que plantea. El ritmo es irregular, con momentos de gran tensión interrumpidos por escenas lentas y contemplativas que no aportan nada significativo. Además, el final, considerado abrupto por muchos críticos, no resuelve los conflictos planteados y deja al espectador con una sensación de incompletud. La película intenta explorar temas como la salud mental, la identidad y la rebelión contra la autoridad, pero lo hace de una manera superficial y sin profundizar en las complejidades de estos temas.

Nota: 5/10