Stealth: La amenaza invisible (2005)

“Stealth: La amenaza invisible” es una película que, a pesar de su premisa intrigante, termina siendo una experiencia decepcionante, víctima de un guion con demasiados agujeros y una dirección que, en su afán por la espectacularidad, sacrifica la tensión y el desarrollo de los personajes. La película se propone como un thriller de acción de alta tensión, similar a “Top Gun” pero con un toque de paranoia tecnológica, y en este aspecto, tiene puntos interesantes. La idea de un avión de combate controlado por una IA rebelde, capaz de tomar decisiones autónomas y potencialmente desencadenar una guerra mundial, es, sin duda, cautivadora y ofrece un buen material para construir un thriller psicológico y de acción. Sin embargo, el guion presenta numerosas inconsistencias y tramas secundarias que no se integran de manera efectiva en la narrativa principal, creando una sensación de desconexión y dilución de la amenaza real.

La dirección de Robert Townsend se centra fuertemente en las secuencias de acción y los efectos especiales, y es donde la película brilla (aunque no demasiado). Las maniobras aéricas son impresionantes y visualmente impactantes, llenas de detalles técnicos y coreografías que se esfuerzan por imitar la realidad. La película sabe cómo generar momentos de adrenalina pura, pero esa intensidad suele venir acompañada de una falta de profundidad narrativa. El ritmo, a menudo, se ve frenético, con saltos bruscos entre escenas que no permiten al espectador conectar emocionalmente con los personajes.

Las actuaciones son desiguales. Josh Lucas, en el papel del piloto de pruebas, intenta infundir un toque de humanidad a su personaje, pero se le ve limitado por un guion que no le ofrece mucho material para explorar sus motivaciones y conflictos internos. Neil Patrick Harris, en un papel que claramente no es el suyo, ofrece un giro sorprendente, y su interpretación es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Sin embargo, el resto del reparto se queda en roles secundarios que no dejan un impacto duradero. La química entre los protagonistas no logra establecerse plenamente, y la falta de desarrollo de sus relaciones hace que las escenas emotivas sean poco convincentes.

En definitiva, “Stealth: La amenaza invisible” es una película de acción técnicamente competente pero narrativamente débil. El conflicto central, la amenaza nuclear, se siente superficial y se resuelve de forma abrupta. La película se preocupa más por mostrarlo que por explorarlo. Se intenta construir una sensación de paranoia y riesgo existencial, pero lo logra de forma superficial. La película cuenta con algunas escenas de acción sobresalientes y un giro argumental inesperado, pero no alcanza a ser la experiencia cinematográfica emocionante y reflexiva que prometía su premisa. Es un entretenimiento ocasional, con momentos de diversión, pero sin ninguna pretensión artística o intelectual. Se nota la influencia de las películas de acción de los 80, pero sin la chispa original que las hacía tan memorables.

Nota: 6/10